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Claudia

Era viernes y había llevado a Ana a cenar conmigo. Habíamos acordado en que debíamos confiar más en nosotros.

Comíamos en silencio mientras la música sonaba, conocía al cantante, a mi mamá le gustaba su música.
El siguiente día me iría con mi familia y volvía el lunes, estaba feliz, Jorge y David se unirían y seguro nos pasaríamos horas patinando.

Estaba por preguntarle qué tal estaba su comida cuando note su estado inmóvil y de ensimismamiento. Pasé una mano frente a ella para llamar su atención.

—Oye ¿estás bien?

Pero ella seguía sin reaccionar.

—¿Ana? ¿En serio estás bien?

Sacudió su cabeza como para salir de ese estado.

—Yo... Sí... Estoy, estoy bien

—¿Segura? Parece que te fuiste a plutón o a Andrómeda

Traté de bromear, para que sonriera, pero no funcionó.

—No, no pasa nada, es sólo que...

Bebió de su vaso, pero no continuó.

—¿Que...?

—Había olvidado comentarte que más tarde veré a Emilia

Eso definitivamente no me lo esperaba. Sentí que mi ánimo se había evaporado.

—¿Te molesta?

—Sinceramente, un poco. Pero es que aún me cuesta creer que ustedes se conozcan. Un día me gustaría que me hablaras de cómo se conocieron y cómo se hicieron amigas

—Sí, algún día talvez

Fue casi un susurro, luego volvió a hablar.

—¿No te molesta que salga con ella?

—¿Van a beber?

Era eso lo que me preocupaba, por los antecedentes.

—Un par de cervezas como mucho

—Está bien. Tendré que escribirle para pedirle que te cuide

—No te preocupes, Milo es... Bueno, es su instinto, sólo recuerda el sábado pasado

Recordé el golpe que le habían dado y la manera en la que Stephan controló al chico.

—Sí, fue impresionante. En ese caso estaría de más. Pero cuidate, Anita

Tomé su mano y le dí un apretón, no quería decirle que no confiaba mucho porque algo me decía que habían cosas que no sabía y nadie me lo decía.

—Te quiero, Claudia, muchísimo

—Y yo a ti, mucho más

Más que eso, la amaba, pero aún no le decía. Se me cruzó por la mente hacerlo más tarde, eso me animó, cuando me despidiera de ella lo haría, iría más noche a su casa, después que volviera de beber con Stephan.

Nos despedimos afuera de su casa y me fui a la mía a arreglar mis cosas.
Más tarde fui de nuevo la casa de los Ponce, pero aún no llegaba, iban a ser las once y media. El señor Ponce me dejó quedarme, sabía que no estaría el fin de semana. Esperé en el cuarto.
Ana llegó demasiado tarde, me desvelé esperándola. De pronto la luz se encendió y la ví, me alegre que estuviera bien, corrí para abrazarla y de inmediato sentí el aroma del perfume de Stephan, la miré a los ojos preguntándome si era lo que creía, algo en su cuello llamó mi atención y recorrí con la vista esa parte, la ira recorrió mi ser al saber que era un chupete y estaba claro quien era responsable. Caminé a la puerta decidida.

—Lo voy a matar

Gruñí entre dientes antes de salir.

—¿Matar a quién?

—A Stephan

Creí que era buena persona, respetaba a su novia. Pero no había hecho lo mismo. Me sentía traicionada por Stephan, me había abierto con ella y esto era lo que me daba.

—¿Qué? ¿Porqué?

—¿Me vas a decir que ese chupete en el cuello te lo hiciste sola? Cuando vine a dejarte no estabas así, ni siquiera nos hemos besado hoy

Ella se quedó quieta en su sitio y yo volví a dirigirme a la puerta, tenía mi objetivo claro.

—¿Porqué estabas en mi habitación?

Sentí que estaba cerca de nuevo, me volví para responderle.

—Quería despedirme de mejor manera, pero no llegabas ¡pero ya no importa!

—Lo siento ¿Qué vas a hacer?

—Ya te dije que voy a matarlo

—No hagas nada estúpido

La miré molesta, furiosa.

—¿Vas a defenderlo?

—Yo...

—Perfecto

Ya entendía todo, yo era la ciega, mil cosas pasaron por mi mente y armaron el rompe cabeza, todo tenía sentido ahora, la reacción cuando se encontraron en aquel bar, la forma de actuar de Ana desde ese día, la desaparición en el bar... Todo. Una canción invadió mi mente, esa de ese tipo que cantaba bachata. Quizás Ana nunca sintió algo real por mí, quizás siempre estuvo enamorada únicamente de Stephan y probablemente todos sabían, menos yo.

Voten, comenten, siempre las leo.

Salazar ¿Slytherin?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora