Te extrañé

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P.O.V Lydia

Desperté dando un salto gracias a que el teléfono fijo de la casa sonó, me levanté poniéndome la bata que estaba al lado de la cama, cuando me disponía  a salir de la habitación la voz de Isabelle me detuvo.

-Ly ¿Que hora es?-

Mire al reloj despertador que tenía en mi mesita de noche y suspire.

-Son las 3:50 de la madrugada Izzy, vuelve a dormir, ya vengo- Dije atando la bata, otra vez me disponía a salir de la habitación pero ahora la mano de mi amada me detuvo.

-Esta bien... pero ¿Me das un besito?- Gracias a la luz tenue de una lámpara de lava pude ver como hacía un puchero, así que me incliné besando inocentemente su frente. Hecho esto ella se volteo en la cama cubriéndose más con las mantas y yo salí, el teléfono había estado sonando todo el tiempo que me demoré en llegar a la sala.

-¿Quien llama a estas horas de la noche tan insistentemente?- Me pregunté a mi misma y luego tomé el teléfono pegandolo a mi oído.

-¿Si?- Dije en un bostezo.

-¿Isabelle?- Pregunto la voz a través de la línea telefónica, pude reconocer la voz de Maryse al otro lado.

-No, Maryse soy yo, Lydia- Respondí algo confundida por la llamada, creí que las cosas con Isabelle y ella habían acabado mal.

-¡Oh Lydia! lamento molestar ¿Podrías comunicarme con mi hija?

-Ella está dormida- Dije mirando a la nada en medio de aquella oscuridad.

-¿Tan temprano? A penas son las 9:53 pm-

-Maryse, recuerda que aquí son seis horas más que en Nueva York- Mencione rodando los ojos.

-Oh lo siento, no lo recordé, sin embargo aprovechando que estas despierta ¿Podrías darle un mensaje a Izzy por mi?- Su voz se escuchaba dulce, no podía creer que no estuviera ardiendo de la rabia, se supone que no aceptaba a sus hijos no heterosexuales.

-Claro... yo sé lo digo en la mañana-

-Ire a visitarla a Paris mañana  para verla, abrazarla y decirle que me arrepiento, digo... si no te molesta- Su tono cambio a uno de arrepentimiento y melancolía, podía percibir que sus palabras eran sinceras.

-No es una molestia, al contrario, me alegra saber que su lazo podría salvarse- Respondí con entusiasmo, esperaba ese día con ansias.

-Bien, entonces nos vemos en mañana-

-Adios...- Al decir eso volví a bostezar.

Colgué el teléfono, camine de regreso a mi cama y me recoste abrazando por la espalda a Izzy, chocando mi pecho con su columna. Inhale profundo para cautivarme con el olor de Isabelle mientras hundía mi cara en su cuello. Tome su mano y comencé a acariciarla, no podía creer que tenía a la mujer que amaba a mi lado, en ese momento me sentía como la chica más afortunada del mundo, luego de unos minutos acariciando su mano me entregué a las de Morfeo, entrando en el mundo de los sueños.

A la mañana siguiente le informé lo que me había dicho Maryse a Izzy, sus ojos se llenaron de lágrimas, al parecer no eran de dolor, eran de felicidad, al menos eso quería pensar por la sonrisa en sus labios. No pude evitar ser feliz, ya que la felicidad de Isabelle era la mía, si ella se encontraba a mi lado, podía soportar y confrontar todo, pero estos eran momentos para pensar en ella, en lo bien que se sentía porque iba a ver a su madre otra vez.

El resto del día transcurrió normal con nuestras clases, nada nuevo, era bastante aburrido tener la misma rutina casi todos los días, ir a clases junto a Izzy, vernos en los cortos recesos, salir de clases y volver al departamento que comparto con mi novia. Sin embargo este día era especial, en unas horas estaría la madre de Isabelle aquí, deseaba que todo fuera perfecto, así que mientras mi amada preparaba todo en casa decidí salir a comprar comida deliciosa para la cena, ya que nuestras habilidades en la cocina eran nulas.

Volvi con algunas bolsas y besé a Izzy dejando estas en la mesa del comedor.

-¿Nerviosa?- Pregunte dejando mi bufanda y chaqueta en el perchero de la entrada.

-Un poco... no sé cómo se tomó todo-

-Izzy, su voz ese día era muy serena como para una mujer destrozada y decepcionada por tener dos hijos homosexuales- Dije acariciando la mejilla derecha de ella con la yema de mi dedo pulgar.

El silencio inundó la sala, no era incómodo ni nada por el estilo, más que nada se sentía un ambiente agradable y calmado.

Al cabo de una horas y con la mesa ya preparada para la cena escuche el timbre, de inmediato mire a Isabelle, la cual estaba nerviosa, le sonreí y luego fui a abrir la puerta permitiendome ver a Maryse.

-Hola...- No pude terminar de hablar, pues Izzy se había lanzado a los brazos de su mamá, me quedé allí de pie observando esa escena, sentí como una solitaria lágrima rodaba por mi mejilla, esa imagen logró conmoverme.

-Te extrañé- Dijo Isabelle entre lágrimas a lo que su madre respondió con un beso en la frente.

- No quisiera interrumpir... pero si lo desean pueden pasar, la cena ya está lista- Mencione haciendome a un lado abriéndole el paso a ambas.

Unos minutos después estábamos sentadas las tres en la mesa disfrutando del delicioso "Le gratin dauphinois", un plato originario francés hecho principalmente de queso, patatas, leche y setas.

-¡Esto esta muy rico!- Exclamo Maryse tapando su boca con la mano.

-Si... mamá ¿Que tenías que decirme?- Dijo Izzy y en ese momento me pude percatar que no había tocado el platillo.

-Isabelle escucha...- Antes de que terminara la madre de Isabelle, yo interrumpi.

-Si quieren, puedo retirarme- Mencione mirando a ambas.

-No cariño, no es necesario, de hecho quería pedir disculpas a ambas, a Izzy...- Se detuvo un poco y acaricio la mejilla de su hija poniendo un mechón de su cabello detrás de la oreja, tomo aire y continúa- Mi hermosa y delicada Izzy, me disculpo por haber sido de mente tan cerrada, tu y tu hermano me hicieron comprender que el amor es una emoción libre que se le puede sentir a cualquiera, no me lo tome de la mejor manera al principio. Sin embargo aquí estoy para decirte que te amo y respeto, no importa si eres lesbiana, bisexual, hetero o cosas por el estilo, siempre serás mi pequeña y dulce Isabelle-

Isabelle miró a su madre con ojos acuosos y lágrimas que parecían no acabarse recorriendo por sus mejillas hasta llegar al mentón.

-Gracias... no sabes cuánto necesitaba esto- Isabelle se levantó de su lugar y abrazó a su madre, ese abrazo fue uno de los más sinceros e inocentes que había podido presenciar - También te amo mamá-

-Ahora...- Decía Maryse mientras se separaba de su hija y tomaba mi mano - Te agradezco demasiado, por todo, se que es difícil ver a tu pareja sufrir y no poder hacer nada, pero  te mantuviste fuerte y la apoyas, no dejaste que se derrumbara, de todo corazón gracias.-

-No me debe agradecer nada, lo hice porque la amo demasiado- Dije sincera mirando a ambas.

-Bien pues no dejemos que la comida se enfríe- Menciono Maryse secando sus lágrimas y sonriendo.

Isabelle volvió a su lugar y seguimos cenando, la noche transcurrió lento, pero eso no me molestaba, fue una noche agradable, pasamos toda la cena hablando, riendo y obviamente comiendo. Cuando llegó el momento de acostarse Isabelle y yo nos despedimos de su madre para ir a nuestra habitación mientras ella estaba en la de invitados. Me recoste en la cama abrazando por la espalda a mi pareja y acariciando su brazo.

-¿Como te sientes?- Susurre mirando como la luz de Luna iluminaba la habitación.

-Muy feliz, tengo todo lo que podía desear, a una novia hermosa, mi familia está más unida que nunca, estoy en Paris, por Dios siempre había soñado estar aquí, y también puedo al fin decir que me siento libre-

-Me alegra, en serio, no sabes cuánto me alegra- Dije cerrando los ojos, disfrutando aquella sensación.

Luego de unos minutos me dormí con Isabelle entre mis brazos y la mayor felicidad que sentí nunca.

Mi obsesión (Malec)  //En Edición//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora