capítulo 2.

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Disculpen si hay errores ortográficos, trató de mejorarlo..
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A dónde se dirigía?, estaba de camino a la gran escuela, dónde nuestro joven príncipe estaría por dos años.

Ya que el viaje sería demaciado largo, el cochero iniciaba una conversación para acortar algunas horas con su único tripulante:
—Disculpe príncipe, está cómodo ahí atrás?

Al notar que esté estaba sumergido en sus pensamientos y que emanaba un ambiente de tristeza, por lo que el príncipe no respondía, el cochero ya no insistio, al pasar algunos  segundos, el príncipe dijo:
— Lo lamento..., estaba pensando... -voleta a mirar por la ventana del coche- perdido en mis pensamientos -suspiro triste.
— Joven..., si le es de ayuda... -interrumpiendo el silencio del ambiente- gracias a usted el reino se salvará -tratando de animarlo- la gente del pueblo desde ya lo adora, cuando usted gobierne será el inicio de un nueva era de prosperidad -agradecido y emocionado.

El príncipe responde rápidamente por el comentario:
— Bueno...-en un tono burlon- yo sé que vivo para el pueblo, soy como una herramienta para salvar a miles de vidas -se da cuenta que con su comentario hace daño y se hace a sí mismo por lo que se entristece- lo siento..., se muy bien que es lo que debo de hacer, pero aún así me doy cuenta de que no sirve de mucho ser de la realeza si no podré escoger a quien amar, con quién casarme, y envés de ello me casare con una mujer desconocida -se enoja y frunce el ceño- no quiero conocerla, siento un rechazo por esa persona -al instante se deprime por su comentario- sé que ella no es la culpable y tal vez se sienta igual o peor que yo, pero ya nada se puede hacer, así lo decreto mi padre -suelta un suspiro largo y triste por su situación actual.
— Discúlpeme su alteza... -avergonzado y apenado- al igual que yo muchas de las personas no somos los indicados para hablarle de tranquilidad, felicidad y mucho menos de amor, discúlpeme.
-- No, discúlpame usted a mi -mirando triste hacia el vacio- solo me desahogue con usted, le agradecería que no comentase con nadie lo sucedido.
— No se preocupe principe -afirma seriamente- para que son los amigos.

En el resto del camino ya no hablaron mas, por aquella situación, casi como una confesión; la confianza que había en todos sus empleados de su castillo le daba tal atributo al principe.

Luego de un largo viaje, el cochero detiene el vehículo y le menciona al príncipe de su destino:
— Bueno príncipe, ya llegamos -se baja y habré la puerta- desde ahora estará solo, cuídese mucho ya es tarde.
— Gracias -baja del carruaje- ya nos veremos pronto, y por favor cuiden a mi madre y a mi hermana.
— Sabe usted príncipe que así será -hace una reberenci- no tenga ninguna duda.

Desde ahora el joven príncipe estara lejos de su reino para estudiar por dos años en el gran colegio *Francoise Dupont* antes de retornar a sus tierras para gobernar.

..Continuará...

Lukanette: " AMOR POR DESTINO "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora