Capítulo 2

151 11 0
                                    


Capítulo 2:

Era una hermosa mañana en los radiantes campos de Bunnyburrow.

Tres semanas habían pasado del festival en conmemoración al "Día de las zanahorias" del pueblo. Aquel en el que Judy confesó públicamente su deseo de ser policía en el show de talentos.

La escuela había terminado, y sólo restaba disfrutar el primer día de vacaciones.

Bueno, no todos.

Una coneja, con cara de fastidio se limitaba a mirar a sus padres, quienes estaban muy disgustados con ella.

-Judy, ¿dónde estabas? Jamás has faltado a la escuela, menos tantos días seguidos. –Dijo Stu, shockeado y muy decepcionado mirando sus inasistencias. Su hija no era así.

-Calma Stu. Es posible que esto tenga explicación-Exclamó Bonnie, conciliadora, apoyando una pata en el hombro de su marido.

Debía haber una razón para tan extraño comportamiento. Judy era de las mejores de su salón, siempre venía con una enorme sonrisa a mostrar su pequeño boletín lleno de estrellas doradas y notas excelentes, demás está decir que nunca tuvo una sola ausencia, mucho menos quince días de inasistencias seguidos. Era una locura.

Judy no respondió. Se limitó a levantar los hombros, quitándole importancia al asunto. Ni siquiera los miraba.

Stu no soportó más.

- ¡Irás a la escuela de verano jovencita! -Soltó enfurecido. Nunca antes había recibido semejante falta de respeto de parte de sus hijos. –¡Actúas como si no te importaba el enorme esfuerzo que hacemos tu madre y yo por ti! –Soltó el conejo, mientras se quitaba la gorra, y peinaba sus orejas hacia atrás, claro indicio de lo mucho que lo sobrepasaba la situación.

Ni siquiera se habían enterado por ella. La profesora Armadilou los llamó para informarlos.

Judy asistió una vez y en vista de que no iban a comentar nada más, salió corriendo de la casa, bajo la mirada preocupada de su madre y la ofendida de su padre.



Se refugió en su pequeño escondite, lejos de todos.

Ingresó en el último vagón y se quedó allí mirando a la nada.

La vieja estación de trenes del pueblo dejó de usarse antes de que Judy naciera. Fue reemplazado por la nueva estación cuando asumió Leónidas Leónzalez, el actual alcalde.

Así se sentía Judy. Dejada de lado y poco valorada como aquella estación. Tal vez por esa razón se encariñó tanto con el lugar.

Abrió su mochila, la cual estaba bien escondida en el vagón y sacó su cuaderno de dibujos y sus lápices. Podía estar horas y horas sólo observando el campo, abrazando el silencio y la calma que sólo ese lugar podía ofrecerle.

Para completar la vista, tenía un pequeño lago enfrente, al que solía acercarse a mojar las patas de vez en cuando, y por donde el sol se ocultaba tiñendo el cielo de una gama de naranjas y amarillos soñados. Por más que Judy lo intentará, no podía captar en un dibujo todos los colores que le brindaba el atardecer.

Tan maravillada estaba que no sintió la presencia de un intruso, quien la observaba con mucha curiosidad.



En un intento por pasar desapercibido, no prestó atención y aplastó una lata vacía de Little-Jumpy.

"Demonios" pensó Nick.

Se mantuvo escondido. Es posible que ella no lo haya escuchado.

Judy se levantó e irguió sus orejas rápidamente para captar el origen de aquel ruido.

- ¿Quién está ahí? – Exclamó la coneja –¡Sal de una buena vez! –Chilló.

"O puede que ya te haya descubierto".

Juntó coraje y salió de su improvisado escondite detrás del árbol.



No quería que el intruso notara lo nerviosa que estaba.

Cuando el susodicho salió detrás de un árbol, Judy no pudo evitar abrir los ojos.

Un zorro.

Se lo quedó viendo con enfado y desconfianza, después de todo no sabía cuánto tiempo había estado observándola.

Todo el odio acumulado por semanas, emergió de pronto.

- ¡No sé quién eres y no me importa! ¡Vete de aquí! – Gritó con enojo.

Ese era su escondite.

Después del pésimo día y aún más, después de horrendas semanas soportando burlas por estúpidamente confesar que quería ser policía, no iba a tolerar compartir su preciado lugar con un desconocido.

Menos con un zorro.

Años ignorando la cautela que debía tener con los zorros, por fin cedió a los comentarios de sus padres, en especial después del zarpazo que recibió por parte de Gideon Grey.

Inconscientemente llevó la pata a su mejilla izquierda. No necesitó usar más maquillaje, pero ahí estaba, tres líneas casi imperceptibles donde no crecía el pelaje.

El zorro llevaba una gorra de color verde, tapando la mitad de su rostro.

Judy notó que intentaba acercarse, automáticamente tomó el repelente para zorros que tenía en la mochila y lo colocó delante de ella, para que este lo viera.

"Si te acercas un paso más, te rociaré"

Era clara la advertencia, el zorro no necesito más para dar media vuelta y alejarse.

Judy lo siguió con la mirada hasta que el zorro escapó de su vista, juntó sus cosas, las escondió y emprendió el camino a su hogar. No sin mirar continuamente sobre su hombro, por si el zorro volvía a aparecer.

No quería que la tomase desprevenida.

No iba a aceptar que le dejasen otra cicatriz.



No fue suficiente con ser humillado y que le colocarán un asqueroso bozal.

"Ahora te apuntan con un repelente para zorros"-pensó Nick con fastidio mientras se alejaba a pasos agigantados de la estación de tren.

"¡Cómo si ese repelente funcionará!" –Pensó exasperado. Sólo era un repelente común, a cualquier especie que rociará con esa porquería, estaba cien por ciento seguro que le arderían los ojos. No era necesario ser un zorro para que surtiera efecto.

"Gran primer día en Bunnyburrow eh"- se regañó. "Sólo espero que el primer día de escuela sea mejor"-esperanzado. Era posible que no hubiera conejas locas con repelentes comunes y deseos de herirlo.

Sabía, en el fondo, que era su culpa por haber estado espiándola, pero no lo iba a aceptar.

El orgullo, ante todo.

Pero no podía evitarlo. Tenía una mirada tan tranquila viendo el atardecer. Se veía tan relajada, tan serena, tan ... hermosa.

No.

No iba a permitir a su mente ir por ese rumbo. Ya dejó claro la coneja que no tenía intenciones en tener ningún tipo de contacto con él.

Aceleró el paso. Dirigió unas incesantes miradas sobre su hombro.

"Lo que me falta es que me ataque de sorpresa"- Pensó medio en serio, medio en broma.

Amor y Venganza (Zootopia).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora