9. Atando cabos

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- Muévete - Dije sentándome en la orilla izquierda de la cama para empujar con la cadera a Steve.

- Te dejé el lado más cercano a la puerta libre - Respondió Steve confundido, pero aún así se deslizó en la cama para darme espacio.

- Me gusta el lado izquierdo para que te duermas en mi brazo derecho - Repliqué moviendo mis hombros como si fuera lo más lógico del mundo.

Steve frunció las cejas ofuscado pero no dijo nada sólo tomo un puñado de palomitas del tazón que había llevando a su habitación.

Hoy íbamos a ver El Señor de los Anillos: el retorno del Rey los dias anteriores habíamos visto las dos anteriores.

- Antes de comenzar a ver la película tengo que comunicarte algo Steve. Tendré que cancelar nuestra ida a S.H.I.E.L.D de la próxima semana. - Me detuve para ver la expresión de Steve, no hubo cambio en sus facciones, solo siguió comiendo tranquilamente palomitas. Como odio que Steve controle su olor, ahora ya no lo percibo como antes, cuando lo conocí dejaba salir su aroma con la más mínima emoción. Ahora había aprendido que ya nadie dejaba salir su aroma. Jarvis inocentemente hasta le había contado de los inhibidores de aroma. Cada iba aprendido a controlarlo mejor, hasta que sus emociones se volvieron indetectables en su aroma y eso no me gustaba, aunque entiendo que es necesario cuando sale, me entristece que lo haga conmigo.

- Esta bien. No te preocupes. - Respondió calmadamente.

- Tengo que ir a la antigua sede central de Stark Enterprises en los Ángeles, intente aplazarlo lo más que pude, pero ahora todo se acumuló y tendré que quedarme toda la semana. - Le conté con pesar - Pero puedes venir conmigo.

- Mejor me quedaré, prefiero estar aquí encerrado a estar encerrado en un hotel - Bromeó Steve y yo me crucé de brazos para parecer molesto - Seguro que Pepper te va a mantener muy ocupado toda la semana y yo sólo seré una distracción. No creo que ella esté de acuerdo con que yo vaya.

En realidad Pepper no quería que llevara a Steve, porque según ella nos íbamos a quedar dormidos y eso haría que yo llegara tarde a las reuniones que ya tenía programadas para mí.

- No estarías encerrado, podrías ir a cualquier lugar mientras yo estoy trabajando - Dije para intentar hacerlo cambiar de opinión. Eso era verdad, el podría ir a donde quisiera, pero no me gustaba la idea de que se paseara por ahí sólo, se podía perder, está bien ese pensamiento era tonto, pero eran las dudas que me surgían cuando Jarvis me avisaba que Steve había salido de la Torre. - Tendrás que dormir sólo - dije jugándome la última carta que tenía para persuadirlo.

Los dos habíamos creado una adicción el uno por el otro, teníamos que dormir juntos para no sufrir del maldito insomnio, hace unos días me quedé hasta tarde en el taller terminando una de mis ideas y cuando llegué a la habitación Steve no había podido dormir nada y me confesó que no podía dormir si no estaba yo junto a él. Aquellas palabras me dejaron en las nubes, de la felicidad que sentí, ni siquiera podía dormirme y Steve se durmió apenas lo abracé.

- No podemos pasar cada momento de nuestra vida juntos.

- Me rompes mi corazoncito. - Respondí haciendo un puchero.

- Se está haciendo tarde y aún no comenzamos a ver la película.

- Esta bien, está bien, sólo déjame quitarme este aburrido pantalón.

Otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora