— Buen día mi bello durmiente — Saludé al rubio que estaba recién despertando sobre mi pecho.
Un suspiro de satisfacción salió de sus labios, mientras se acomodan mejor sobre mi, adoro que haga eso aunque no vaya a seguir durmiendo, que sólo se acomode para verme mejor
— ¿Por qué conmigo te vuelves madrugador? — Preguntó restregando su cara en mi costado, provocando que se impregnara más con mi aroma. Se ve tan lindo teniendo comportamientos típicos de omegas sin darse cuenta.
— Tú te vuelves un perezoso conmigo, no tienes excusa, anoche nos dormimos temprano
— Es culpa de tus feromonas, me hacen sentir una terribles ganas de continuar durmiendo a tu lado.
— Si es así, echame toda la culpa que quieras, que de estar a tu lado no me arrepiento. — Conteste mientras le hacía mimos en el cabello.
— Señor, el desayuno está listo.
— ¿Quieres el desayuno en la cama?
— Sería maravilloso— respondió sentándose en la cama para que yo pudiera bajar por el desayuno.
Cuando llegué a la cocina habían dos platos de comida con el típico desayuno americano y ya no habían rastros de la señora de la limpieza, así que tomé la bandeja tranquilamente y subí con ella al dormitorio. Steve estaba en el baño, de modo que lo espere sentado en la cama, yo había hecho mis necesidades y cepillado mis dientes hacia un rato mientras el rubio dormía.
Steve salió del baño sólo con un boxer y una camisa, que casi no llegaba a cubrir su paquete, era una tentación andante y más con ese aroma tan deseable.
— ¿Estás bien? — Pregunté cuando se sentó en la orilla de la cama. Pero el no entendió mi pregunta — Pregunto si te duele, ya sabes... Por la actividad de anoche.— Dije y a Steve se le subieron los colores al rostro con mi pregunta.
— Mmm, no... no duele — Respondió con un bajo susurro.
— Me llena de honor saber eso, no siempre pasa, significa que lo hice lo más gentilmente posible para que no tuvieras incomodidad al día siguiente y creo que otra cosa que te ayuda es el suero para... Esta claro que debo callarme, al parecer no es un tema del que quieras hablar — Manifesté al ver que Steve cada vez se iba poniendo de un tono más rojo, tanto así que no sólo su rostro estaba rojo, su cuello y orejas también lo estaban. — No hagas eso — Pedí mientras hacía un puchero con mis labios cuando terminamos el desayuno.
— Hacer ¿Qué?
— Quedarte en silencio, me haces pensar que estas molesto conmigo.
— Las cosas que imaginas — Dijo acercándose más a mí con una sonrisa y cuando quedó frente a mi llevo su mano a mi cabello para tocarlo suavemente.
Tomé su mano y tiré de ella para acercarlo más a mí, de esa manera terminó sentado sobre mi regazo con sus piernas a los lados de mi cintura, acorté la distancia de nuestros rostros con un delicado beso. Eran como suaves caricias, sin prisa, mientras con nuestras manos nos acariciabamos, yo repasaba sus muslos con suaves caricias y el masajeaba suavemente mis hombros. Cuando nos separamos Steve dejo reposar su cabeza sobre mi hombro, dejando su cuello muy cerca de mi nariz, lo que provocaba que pudiera disfrutar mejor de la concentración de su aroma.
—Siento que eres mi alma gemela, pero se que eso ya no existe. — Dije pasando mi nariz por la impecable piel de su cuello.
—¿No crees en ellos? — Preguntó despegandose de mi para verme a los ojos.
—No, son puros cuentos, igual que los predestinados.
—Es una lástima, me hubiese gustado que fueras mi alma gemela.
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Otra oportunidad
Ficción GeneralLos personajes no me pertenecen. Esta historia es Omegaverse. Si no te gusta esta temática te animo a buscar otra historia, así te evitas traumas y momentos incómodos. Si eres como yo que amas leer a Steve y Tony en diferentes roles esta historia e...