30. Placeres encontrados

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- Dios, Dios, Dios. - Hablé con los ojos fuertemente cerrados porque Tony metió casi la mitad del vibrador dentro de mi. Me sentí temblar por el dolor, apreté mis uñas contra mi piel para no quejarme más por el objeto que se internaba en mi ano y tensé mi mandíbula al escuchar su risa.

- No seas cochino, ¿Cómo lo vas a mencionar en algo tan sucio?

No preste atención a lo que dijo estaba muy concentrado en soportar el dolor y el poco placer que me había provocado. Terminé apretando la sábana con mi mano libre intentando controlar las sensaciones que me recorrían.

- Me las vas a pagar - Logré decir cuando me recompuse un poco del golpe de dolor que había sufrido, abrí los ojos y estaba viendo borroso debido a las lágrimas que se habían acumulado en mis ojos.

- Relájate un poco o te va a doler más. - Dijo poniendo una de sus manos en mi hombro y masajeando hasta mi cintura, a medida lo hacía sentía como me iba destensando.

Liberé mi mano del agarre del alfa para llevarla a mi pene y está vez Tony no me dijo nada así que comencé a mover mi mano de arriba a abajo, mientras Tony masajeaba mis muslos de forma que me hacía mojarme aún más de lo que ya estaba, mi lubricante más el que me había puesto Tony estaba escurriendo por mis muslos y también por mis testículos.

- Continúa.

- Steve yo estoy al mando, se lo que hago.

Un vértigo desolador me azotó cuando el aparato comenzó a vibrar dentro de mí, jadeé involuntariamente por la sorpresa de la asombrosa sensación que me llegaba. Con el vibrador encendido tuve el valor para hacer mi cadera hacía atrás y hacer que el objeto entrara más en mi.

- Metelo ya.

- Que desesperado, Capitán.

Tony fue empujandolo con más fuerza dentro de mi hasta que estuvo completamente dentro, la sensación me arrebató la respiración, mi pulmones se habían vaciado completamente y hasta sentía que mis extremidades de debilitaban, sentía como si mi espíritu intentará huir de mi cuerpo, eran demasiadas percepciones al mismo tiempo.

Mi cuerpo se sentía ardiente, Tony estaba moviendo el objeto y a su vez seguía encendido, mis terminales nerviosas se habían vuelto locas llenándome de gozo todo el cuerpo, desde la punta de mis pies hasta mi cabeza, casi podía ver luces flotando a mi alrededor de lo magnífico que me estaba llegando a sentir y todo se multiplicó cuando Tony dejó salir más de sus feromonas.

Gemidos descontrolados salían de mi boca, intentaba formular frases pero no podía, nada coherente salía de mi boca, mi razonamiento había desaparecido, era demasiado el estupor del momento, hubo un momento que apagó el aparato y sólo lo sacaba y metía, lo que hizo que las sensaciones de mi cuerpo bajarán y tuviera más conciencia de mi entorno.

- Levantate - Dijo Tony dándome una palmada sobre el vibrador, sacándome un jadeo al hacer que el objeto entrara un poco más dentro de mi.

No me moví, intente recomponer mi acelerada respiración, el objeto en mi interior me estaba torturando y Tony quería que me levantara, si pudiera llevar mi mano a mi vientre estaba seguro que podría sentir lo duro de ese objeto en mi interior.

- No puedo - Musité.

- Claro que puedes.

- Si lo hago me voy a venir.

- Hazlo, puedes tener todos los orgasmos que quieras. - Demandó encendiendo nuevamente el aparato y esta vez las vibraciones eran más fuertes, lo que hizo que alcanzará mi orgasmo, fue inevitable, no podía contenerme más, mis músculos se tensaron, sólo para segundos después relajarse totalmente.

Otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora