28. ¿Familia?

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Hacía dos semanas había sido el incidente con Bruce y todos intentábamos cooperar con la situación, siempre procurabamos que Bruce y Clint no terminarán sólos en la misma sala, para evitar incomodidad en el pelinegro. Lo que si había sido un problema era el problema para dormir de Bruce, pues no se podía dormir si no sentía mi aroma cerca, los primeros días me quedaba con el y velaba su sueño, hasta que Jarvis me aviso que las pesadillas de Steve habían vuelto, así que me decidí por dejar impregnada una almohada con mi aroma y me iba apenas Bruce se dormía, me sentía mal por dejar sólo a Bruce, pero no me parecía justo dejar a mi omega aislado. Y yo no podía dividirme tanto.

Bruce tendría que irlo afrontando poco a poco. Ninguno de los dos había mencionado nada de romper su lazo, al parecer el pelinegro quería mantenerlo y algo me decía que Bruce había aceptado su ayuda para el celo, pero no contaba con que Clint lo marcaría. Yo también estaría molesto si alguien excediera así mi confianza, por eso me negué a ver las grabaciones de vídeo de ese día. Aunque cuando se lo sugerí el me respondió que ya las había visto, quizá eso fue lo que lo llevó a cambiar un poco su actitud con el rubio.

Hoy Bruce y Clint iban a tener una cita por la tarde, lo que significaba que yo podría tener un tarde libre con mi rubio omega, casi no habíamos gozado de tiempo juntos, entre su trabajo con S.H.I.E.L.D, mi servicio de niñera con Bruce y mis ideas para cambios en la empresa se nos consumía el tiempo.

Otra cosa era la investigación que estaba llevando a cabo, mi mente no había dejado de pensar en ese tema hasta que me adentré en él. Era un tema tan delicado que hasta había ido a la Biblioteca Nacional para buscar las partidas de nacimiento de los familiares de Steve, mis ojos no daban crédito a lo que Jarvis había investigado, así que tuve que ir personalmente y ver los impresos de papel, para estar totalmente seguro de la bomba que le iba a soltar.

— Jarvis pídele a Steve que baje a mi taller. — Dije mientras me tallaba los ojos con mis dedos luego de leer y releer los hologramas que tenía frente a mi ojos.

Me dejé caer en un sillón y cerré los ojos, el inconfundible aroma de Steve se hizo presente en la sala, sonreí de gusto por su cercanía, pero me tomó desprevenido que se sentara en mis piernas y comenzar un beso, lleve mis manos a su cintura y las fui bajando hasta llegar a sus grandes nalgas para apretarlas hasta me Steve gimió en mis labios.

— Alguien me extraño — Me regodeé cuando nos separamos. — Este es un nuevo récord, me extrañaste después de una hora.

— Pensé que me llamabas para algo más.— Susurró cerca de mi oído.

— Dios, he creado un monstruo.— Dije con un fingido tono de miedo.

Yo mejor que nadie sabía que cuando te llegabas a  adentrar en el placer del sexo se volvía una necesidad y nosotros no habíamos podido probar nuevamente ese deleite desde que lo habíamos hecho en la mansión.

— Entonces, ¿Para qué me llamabas?— Interrogó levantándose de mi regazo y se sentaba a mi lado.

— Hablemos primero — Dije entrelazando mis dedos con los suyos. — ¿Te dieron el día libre?

— No, quería estar contigo, pero me ignoraste toda la mañana.

— No lo hice.

— Lo hiciste, cuando bajé a dejarte una taza de café sólo dijiste ponla en la la mesa y cuando bajé con tu almuerzo sólo me diste un beso y dijiste que comerías luego.

— No lo hice con intención.— Aclaré dejando un beso en cada uno de sus nudillos de la mano que tenía entrelazada con la mía. — Estaba investigando algo muy importante. — Dije poniéndome de pie y caminando con el hasta una pantalla para explicar todo el embrollo que había descubierto.

Otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora