39.¿Lazo?

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Putos los de Hydra. Por ellos hacia tres semanas que no veía a Steve, se había ido a planear una estúpida misión contra esa maldita organización con Fury y me dejo condenadamente sólo. El viejo sólo me había contactado para decir que si quería tener a mi omega devuelva tenía que ayudarlo con mis recursos, obviamente acepté y quedamos de vernos, pero me informó que acabar con las bases no sería un proceso corto, los muy malditos estaban bien ocultos y costaría bastante encontrarlos y eso implicaría más tiempo alejado de Steve.

Llamame, escríbeme o búscame pero no me hagas pensar que ya no te intereso...

Envié a Steve al no recibir respuesta de parte suya a mis mensajes desde ayer, también había intentado llamar, pero no contestaba.

Fury me informó que vas a llegar hoy, ve a mi habitación en el ala oeste, habitación 33

Su mensaje me pareció bastante cortante, pero acepte que Steve estaba en su supuesto trabajo, decía supuesto porque ya no recibía paga, todo lo que hacía lo hacía por honor a su país.

Quizás Fury hasta monitoreaba sus mensajes, por eso los evitaba. Bueno, en unos minutos sabría la respuesta, ya podía ver el nuevo lugar secreto de S.H.I.E.L.D.

- María. - Saludé al ver que era la primera que se acercaba tras mi llegada. Ella me saludó con una sonrisa profesional y un asentimiento de cabeza.

- El director Fury lo espera.

- Dile que lo veo en media hora.

- El me envió para guiarle especificamente a su oficina.

- Lo entenderá. - Contesté relajadamente y cambie de dirección hacia el ala de las habitaciones, leyendo todos los números hasta que encontré el que me había dicho mi esposo. Sonaba maravilloso, nunca me cansaría de decirlo.

Con mi reloj busqué el código para darme acceso a la habitación y cuando lo obtuve lo escribí en el panel. Entre a la habitación, pero no había nadie, sólo un perfecto orden y el penetrante aroma de mi pareja. Ahora qué lo sabía podía distinguir la pequeña diferencia en su aroma, lo que me hacia darme cuenta de que no era un alfa y me conformaba con esa pequeña fracción de su aroma para alegrarme por sentir a mi omega.

- Alguien no parece sorprendido de verme. - Me quejé al verlo salir tranquilamente del baño con sólo una camisa interior y un boxer cuadriculado.

- Iba a tomar un baño, pero te sentí cerca. - Se excusó y envolvió rápidamente sus brazos en mi cuello para besarme. Dejándome con el desconcierto de sus últimas palabras.

Puse una de mis manos en su nuca y sentí la ligera humedad en la zona, dándome a entender que hacía poco había hecho ejercicio. Llevé mi mano a sus muslos para hacer que enrollara sus piernas en mi cintura, pero se separó antes de que lograra mi cometido.

- Te extrañé - Expresó con un puchero en sus labios.

- No tienes idea de cómo te extrañé yo. - Manifesté estirando mi mano para tomar entre mis dedos sus labios levantados y apretar suavemente, me sonrió por la acción y yo también lo hice.

- Ven, siéntate. - Pidió caminando hacía la cama.

Cuando me senté a su lado llevé mi mano a su nuca para tocar la mordida que estaba cubierta por su cabello, delineé un poco los bordes con mi dedo índice, así sentí como bajo mi toque el se iba relajando y acercándose a mi para estar más a gusto recostado sobre mi hombro.

- ¿Cómo cubres mi aroma? - Pregunté curioso poniendo mi nariz sobre su cabello y olisqueando toda la zona.

- No hagas eso, estoy sudado. - Reprendió el rubio alejándose de mi hombro.

Otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora