Eres un estudiante becado de la prestigiosa Academia Hyakkaou. Crees que puedes cambiar el sistema por dentro, pero tus planes cambian radicalmente...
(Y/N): Tú Nombre
Tiemblo de tan solo pensar que acabo de besar a la Vicepresidenta del Consejo Estudiantil.
Un acto que puede ser considerado como temerario por la mayoría de los estudiantes de la Academia, pero para mí no.
Finalmente, puedo decir que soy libre.
Ya no soy una mascota.
De tan solo imaginar lo mucho que sufrí al llegar a esta escuela: Desde apostar en mi primer día contra Kiwatari; Ayudar a las mascotas a mejorar sus habilidades en el juego de forma clandestina; Hasta apostar con Kirari Momobami y convertirme en su mascota personal, para luego ser rescatado por su bella hermana Ririka Momobami, con quien pude besarla hace un momento.
Todo pasó tan rápido, logré conocer a algunas personas como Yumemi Yumemite, idol escolar, Kaede Matsuda, ex tesorero del Consejo Estudiantil, Midari Ikishima y sin olvidar a Yumeko, Mari y Suzui.
A pesar de no haber interactuado con éstos últimos, les guardo un gran aprecio.
Ahora podré rehacer mi vida en esta escuela.
Evitaré las apuestas a toda costa. No quiero volver a convertirme en una mascota ni sufrir las atrocidades que sufrí el Viernes de nuevo.
Todavía mi cuerpo sufre al recordar como fui torturado.
Creo que es el momento para perseguir mi sueño y buscar la justicia en esta Academia tan corrompida, si es que algún día quisiera convertirme en Juez o en abogado.
Camino con despreocupación por los pasillos de la Academia. Todavía es temprano, los rayos del sol iluminan tenuemente y las clases no empezarán dentro de una hora.
Sin darme cuenta, gracias a mi torpeza impacto con alguien hasta perder el equilibrio y caer abruptamente al suelo.
— ¡Lo siento fue culpa mía! — Me disculpo sin mirar hacía arriba.
— ¿Eh? — Oigo decir a una chica.
Levanto la vista y me percato de que un gran grupo de estudiantes están en frente de mí.
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Estudiantes que jamás había visto antes por cierto.
— ¿Te encuentras bien amigo? — Un tipo de cabello rojizo, de rostro intimidante y de apariencia rebelde me ofrece su mano. Deduzco que impacté contra él.
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