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Quitando el mal rato de ese día, las chicas decidieron nuevamente salir a bailar en la noche, uniendoseles los hermanos Him de paso, ya la cosa había mejorado un poco, como antes se había dicho, estos podían entablar una buena conversación sin llegar a discusiones.

La noche llegó y como la vez pasada las chicas no tuvieron que hacer fila para poder entrar, gracias a los admiradores de Kaoru, claro.
Ese día la salsoteca tenía menos gente, Brick y sus hermanos fueron en busca de unos tragos para iniciar bien la noche, hoy tenían algo planeado esos tres, sólo esperaban que la situación terminara bien.

- Chicos, hace mucho tiempo que no me sentía nervioso, mi corazón late como loco y siento mis manos sudadas, ¡Parezco un muchacho de 18 años!. –comentó Boomer–
- Tranquilo hermano, luego de unos tragos pasará

Butch tomó un vaso logrando que este se le cayera de las manos, la gente cercana lo observó y este simplemente sonrió y pagó lo desperdiciado.

- Al parecer no soy el único con las manos sudorosas jajajaja
- Cállate Boomer.

Pidieron otro trago, esta vez antes de tomar los vasos verifico que sus manos no se sintieran húmedas. ¿Cómo una chica podía dejarlo así?, al llegar junto a ellas, éstas ya se hallaban bailando al compas de la música.

- Aquí tienen chicas –dijo Brick–.
- Muchas gracias muchachos –la rubia dijo con una sonrisa–.
- Este Garzón hace unas ricas piñas coladas, será que le coqueteo para tener tragos gratis –se preguntó la pelinegra–.
- ¡No!, o sea, no. Yo te invito esta noche, no necesitas hacer eso.
- Esta bien, celoso.
- ¿Celoso, yo?, y de ¿Él?, por favor.
- Si lo esta –comentó Boomer–.
- Me preguntó si llegara el día que seas un verdadero hermano y me apoyes.
- Llegará, tranquilo, pero espera sentado mejor.

Las chicas se largaron a reír ante la escena, Brick era el más maduro de ese trío, continuaron la noche entre risas y buenas pláticas, hasta que el momento para los Him llegó, cada uno tomó la mano de su amada y caminaron hacia otra zona de la pista.

—Los rojitos—.

Brick se encontraba muy nervioso por lo que tenía pensado hacer, su corazón latía muy rápido y a una fuerza que lo sorprendía, ¿Acaso este corazoncito se le quería escapar del cuerpo?.
Miró a Momoko, la cuál esperaba una explicación.

- Perdón por haberte alejado de tus hermanas así, pero me gustaría hablar a solas contigo y se que en otra ocasión no sería capaz de hacerlo.
- Dime, ¿Qué pasa?.
- Momoko, no puedo dejar de pensar en ti, lo sé han pasado siete u ocho años desde la última vez que nos vimos, me costó mucho olvidarme de ti, no lo creerías, tu rostro, esa mirada tan encantadora, esa sonrisa, todo lo que viene de ti, se encontraba pegado en mi mente y corazón. Cuando por fin logró pensar menos en ti, en comenzar a rehacer mi vida, te encuentro a ti siendo mi enfermera ese día que se me ocurrió dejar que la tonta de Bunny ordenará la comida –la pelirroja rió– Solo quiero decirte que nuevamente estás clavada en mi corazón y ahora siento que será imposible que desaparezcas de ahí.

El pelirrojo tomó ambas manos de la chica, ésta sentía su corazón muy acelerado, no sabía que pensar, ni menos que decir.

- Brick, realmente yo no sé qué decir, me hiciste mucho daño con tu partida, juro que sentí que nunca saldría de ese hoyo tan grande, a mi corta edad realmente había sentido que estaba enamorada de ti, eres y serás siempre mi primer amor, mi primera ilusión. No te negare que mi corazón no late con velocidad cuando estoy contigo, tampoco fue fácil para mi olvidarme de ti y creo que aún no logro hacerlo en su totalidad. Pero, tengo miedo, miedo de que nuevamente te vayas y me abandones sin decir el por qué.
- Lo sé, fui un idiota, pero creeme que yo también sufrí, no te abandone por que yo quise, fui obligado a hacerlo. Se que te preguntaras por quien, esta claro, pero aún no puedo decirte, Momoko, dame una oportunidad, para volver a enamorarte y para poder hacer las cosas como se deben, ambos somos adultos, ya no hay impedimento para que estemos juntos.

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