M A N C H E S T E R

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- No te sientas tan mal, habéis jugado muy muy bien, encima no habéis perdido, ha sido un empate, pero que os merecíais ganar...- le susurro acariciandole la pierna.

Como le prometí, cuando se acabasen las vacaciones volvería de visita a Inglaterra y bueno ayer llegué a Manchester.
Hoy fui a verle al estadio ya que jugaban premier.
El partido estuvo bastante duro, donde tristemente el city consiguió el empate.
Obviando eso, me lo pasé bastante bien ya que congenié genial con alguna gente de los palcos de allí del Etihad.

Yo sabía que Rodri estaba bastante estresado con el resultado, si ya estaba presionado jugando con el atleti la temporada pasada, esto ya es otro nivel mucho más superior.

Yo pensaba que él sabía distinguir y separar bastante bien el fútbol con el resto de su vida, pero hay veces que uno se satura, y este partido ha sido muy duro e intenso.

Al no obtener más que un suspiro como respuesta decido no agobiarle más.
No iba a ser yo muy pesada y forzarle a que hablase, estaba realmente agotado y sabía que si me hablaba ahora lo haría muy mal, pagaría su mal humor conmigo sabiendo que yo solo estaba ahí para ayudarle, y no me lo merecía.

Él sabía hacer este tipo de cosas bien.

- Hablamos cuando lleguemos a casa si es lo que prefieres- le rozo su mejilla, pero el entrelaza nuestras manos y las coloca sobre mi pierna.

Yo creo que agradece que no le presione con estos temas y que le deje su espacio.
Nunca he sido, ni seré, una "novia" intensita, y digo "novia" porque no tenemos ningún título ni nada serio. Es decir, estamos comprometidos ambos y somos maduros, pero no es una relación oficial que digamos.

Durante las fiestas hablábamos todos los días, nos pasábamos las horas de después de comer hablando por FaceTime. Quien nos viese diría que somos una pareja, y de echo nos comportábamos así.

Vamos poco a poco.

Disfrutando de todo, pero sobre todo disfrutándonos.

Nada más llegar a su casa se dirige lentamente hacia su habitación, dejándome la puerta abierta.
Señal de que quería contármelo y que quería hablar los dos.

Yo por mi parte me tomo mi tiempo en dejar colgado el abrigo y en cambiarme de ropa a una mucho más cómoda.

Cuando termino me asomo, estaba tumbado boca abajo sobre su cama, sin más, con la lamparita de la mesa de noche encendida.

Sigilosamente me tumbo de lado con mi cuello apoyado en mi brazo, para así mirarle más cómodamente, y paso mis yemas de los dedos por su pelo.

-¿Como estás?- pregunto con delicadeza casi en un susurro.

Resopla sonoramente.

- Tienes que desconectar del fútbol, te estas echando presión adicional, y eso no te beneficia nada- insisto tranquila- ¿es eso?

- Solo que los últimos partidos han sido más duros y ha habido más presión mediática de la prensa y dentro del club. - responde cansado- Es que... - percibo un sollozo- estamos todo el equipo hasta arriba- termina a duras penas. Aun con su cara contra la almohada.

Se había roto. Derrumbado.

Era la primera vez que le veía llorar, y a mi me rompe el corazón.

Siempre se hacía el fuerte, y es de las personas más fuertes que conozco, pero ha llegado a un límite. 

Rápidamente me tumbo sobre él, abrazándole por la espalda y dejando un beso en su mejilla.

- Rodri, tenéis un equipazo, y tú sobre todo lo estás haciendo genial. La vida son rachas, ¿entiendes? , seguro de esta salís en nada. Habéis jugado increíble, pero no siempre se gana, sois un equipo, no te culpes ni te martirices más. ¿Vale?

No obtengo una respuesta por su parte.
Me aprieta más a su cuerpo, y haciendo que él se acurruque junto a mi pecho.

Pasamos el resto del rato en silencio.
Estaba muy agusto abrazado a mi, y yo claramente también.

Respiraba tranquilamente con los ojos cerrados y en absoluto silencio, disfrutando de las caricias de dejaba por su cara.

- Gracias- suelta de repente, desconcertándome un poco ya que pensaba que ya se había quedado dormido.

-¿Por?- me río en bajito.

- Por simplemente estar- me acerca más a él- y porque sé que te quedarás.