El consultorio estaba lleno de vida, colores pasteles, dibujos de animales, una caja con juguetes para todas las edades y un suave olor a fresa que calmaba a los infantes.
Haechan no se había despegado de los brazos del rey gato desde el desayuno, el que había tomado sentado en sus piernas; meterlo al auto había sido toda una guerra que incluso la señora Lee espió, soltando frases despectivas para hacerlos sentir mal por tener un niño a cargo; ahora, esperando su turno, el niño había arrastrado al más bajo de los reyes a sentarse en el suelo para poder quitarle el vestido a una muñeca y ponérselo al peluche de llama a la fuerza.
—¿Dónde está el rey gigante? —Murmuró el pequeño mientras tiraba de la prenda a través de la forma del juguete—. Quiero mostrarle lo bonita que es Jiji.
—Tenía que trabajar, pero nos encontraremos con él en el almuerzo, bebé —Ten le acarició los rizos que se habían desordenado por el gorro—. ¿Quieres que te tome una foto para enviársela?
En medio de la sesión fotográfica, el nombre del pequeño fue llamado. No pasó desapercibido por el niño que habían dicho Suh Donghyuck, eso lo había hecho sonreír.
Lo primero que Ten recibió al cruzar la puerta fue un golpe en la cabeza, no pudo hacer nada más que apretar los dientes porque el príncipe estaba colgando de su cuello.
—¡Kunkun-ah! El mejor hermano mayor del mundo —sonrió con inocencia.
Cuncuna. Haechan quería conocer al señor cuncuna, así que se removió tratando de girar la cabeza hacia atrás.
—No quiero escucharlo de tu boca, Yonqin —le advirtió el hombre en bata de animales de granja—. Muéstrame a la criatura.
Finalmente, Haechan pudo enfrentar al señor cuncuna que era hermano del rey gato. Y sí, era bonito, las esquinas de sus ojos estaban arrugadas por la sonrisa suave que mostraba, tenía unas mejillas bonitas también, quiso tocarlas con sus manos, pero no lo hizo, en cambio se acercó a la oreja de quien lo sostenía.
—El señor cuncuna es un rey muy bonito.
Ten aspiró aire con fuerza.
—¡No es una cuncuna! —Exclamó—. Es un cerdito, míralo bien, es rosadito y gordito ¡Es el rey de los cerdos!
Kun le dio un nuevo golpe en la cabeza, haciendo al más bajo de los adultos chillar de dolor.
El niño rio, pero no le hizo caso al rey gato. Aunque el señor cuncuna sí era rosadito y tenía mejillas regordetas, era más bonito que un cerdito.
También era amable y divertido, como el rey gigante le había dicho.
—Entonces, me contaron que eres un príncipe —Kun elevó la ceja sonriendo con los labios juntos.
Haechan asintió con vehemencia, estaba sentando en la camilla con una de sus manos fuertemente unida al pulgar del menor de los hermanos.
A través de preguntas casuales, Kun recolectó información del niño mientras lo revisaba calmadamente de pies a cabeza y el niño, siempre sujeto a Ten, se dejaba ver.
Le preguntó su nombre completo, su edad, si se había resfriado y qué tan seguido, si le dolían los dientes, si alguna vez había visitado a un médico tan bonito como él hasta que obtuvo una ficha exprés del niño que mostraba las muchas negligencias que cometieron en sus cinco años de vida, e incluso desde antes.
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Sunshine | NCT/WAYV
FanfictionUna fría noche de noviembre, un niño abandonado y dos hombres con mucho amor para compartir. ↪Haechan de 5 años. ↪JonhTen.