Al despertar el niño creyó que aun soñaba, su cuerpo estaba calentito, no se sentía realmente hambriento y el lugar en el que descansaba era suave.
Se restregó los ojos antes de finalmente abrirlos, lo primero que vio fue el rostro de un hombre, tardó unos segundos en recordar que era Ten, el amable hombre de voz suavecita y chillona con ojos de gato. Vio que tenía las mejillas sonrojadas y quiso tocarlas, primero presionó un dedo, cuando éste se hundió puso sus manos sobre cada mejilla, dándose cuenta de que el color de la piel era más clara que la suya.
Pensó que Ten era tan bonito como un príncipe o una princesa. O un rey. El rey gato.
Sus manos seguían en las mejillas ajenas cuando el hombre despertó, iba a alejarse, pero Ten lo mantuvo allí poniendo sus manos sobre las del pequeño.
—Qué bonitos ojos tienes, solecito, como el chocolate caliente.
Frunció el ceño ante esas palabras porque los ojos del señor gato eran mucho más bonitos, tenían forma de media luna y había estrellas en ellos, esos ojos lo miraban como si fuera precioso.
Ten se le acercó un poco, como si fuera a darle un besito en la frente, sin embargo, hubo un pesado sonido de algo cayendo al suelo.
—Buenos días, amor.
Con la cara en el suelo, el enorme hombre respondió con voz ronca y adormilada algo que se suponía debía ser un "Buenos días, mi vida".
Con ropa que se le ajustaba perfectamente y sintiendo el calor que emanaba de cada parte de la casa, sentado en la isla de la cocina con un chocolate caliente y panqueques de desayuno, el pequeño niño quiso llorar de lo cálido que todo se sentía, el señor gato estaba a su lado acariciando sus rizos diciéndole lo bonito que era mientras el señor gigante movía su cuerpo de forma extraña al ritmo de la canción que sonaba desde la sala de estar mientras cocinaba. Se sentía como estar en una película.
—¿Recuerdas nuestros nombres, solecito?
Moviendo su cabeza, asintió.
—Mmm... Ten —apuntó al aludido— y Joh~nny.
Sabía sus nombres, pero seguiría llamándolos señor gato y señor gigante.
—¡Muy bien, bebé! ¿Nos puedes decir tu nombre?
Quería responder, pero le gustaban todos esos apodos bonitos que le decía el señor gato cada vez que le hablaba, su pecho se sentía como si estuviera derritiéndose al igual que un heladito, no como algo malo, sino como si hubiese mucho calorcito que nunca había sentido en su corazón.
Tenía miedo de que si le decía su nombre nunca más lo llamaría "solecito", "bebé" o "cariño".
—¿Qué sucede, bebé? ¿Te sientes mal?
La pareja tenía los ojos fijos en los labios temblorosos y los ojos cristalinos de su niño, ninguno sabiendo muy bien cómo reaccionar, hasta que Ten, por instinto, lo arrulló en sus brazos con el hombre más alto tocándole el cabello con las puntas de los dedos.
El calorcito que había estado derritiéndole el corazón se expandió a todo su cuerpo. El tener a personas dándole atención, asegurándose de que estuviera bien, no ignorándolo, tratándolo tan bonito... Él jamás había tenido algo así antes, tenía miedo de que eso se acabara, pero también quería sentirse amado.
—Donghyuck... —murmuró el niño con su cabecita entre el hombro y cabeza del señor gato, el señor gigante tenía una mano en cada cabeza haciéndoles cariñitos a ambos— mi nombre es Donghyuck.
—Tienes un nombre precioso, solecito —recibió un dulce besito en la frente.
Estuvieron abrazados por unos minutos más, disfrutando del íntimo ambiente, antes de volver a comer hasta devorarlo todo, entre chistes del señor gigante y risas chillonas.
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Sunshine | NCT/WAYV
FanficUna fría noche de noviembre, un niño abandonado y dos hombres con mucho amor para compartir. ↪Haechan de 5 años. ↪JonhTen.