Capítulo 11

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Ten sabía que Tern no estaba juzgándolo, sin embargo, su mirada era fuerte sobre él, de hecho, la mujer estaba siendo paciente, esperando que su impulsivo hermano decidiera abordar el tema y diera sus explicaciones.

—Encontramos a Donghyuck hace dos noches en el parque —comenzó—, estaba congelado, hambriento y sucio, así que lo traje con nosotros.

Tern asintió, su expresión neutral no cambió.

—Secuestraste a un niño —afirmó.

Ten entró en pánico, sabiendo que no podía negar la verdad.

—Lo abandonaron —se excusó.

—No eres tonto, Ten. Si encuentras a un niño que ha sido abandonado debes ir a reportarlo con la policía, no traerlo a tu casa.

—¿Cómo podía dejarlo? Sé lo que es estar en servicios sociales, el niño había sido abandonado, estaba destrozado, no había nada para él... Solo quiero protegerlo.

—Y lo entiendo, cariño, no te estoy culpando, no de todo. Pero esto sigue siendo un secuestro, ¿cómo demonios puedes pensar que está bien tomar a un niño de la calle y solo traerlo a tu casa?

El tailandés sintió sus ojos llenarse de lágrimas, sintiendo la misma presión en el corazón que cuando Johnny le dijo lo mismo. Demonios, él lo sabía, había hecho mal, pero no quería dejar ir a su pequeño rayo de sol, ¿estaba siendo muy egoísta?

Tern se levantó del sofá y dio dos vueltas por la sala, pensando seriamente qué hacer con la situación de su hermano.

—Dios, ¿por qué no me llamaste en cuanto lo encontraste? Podrías ir a la cárcel por esto, los dos podrían ir a cárcel. Cero neuronas hay en esta casa.

Entre toda la tensión en la sala de estar, la chillona voz del infante hizo eco desde el pasillo.

—¿Por qué no podemos comer helado en la cena? —Se quejó— ¿Acaso no te gusta el helado? ¡Entonces tú no comas helado!

—Si comes helado a esta hora te va a doler el estómago —la voz de Johnny se escuchó justo antes de que sus cuerpos fueran vistos por Tern.

—¡Saldré y comeré nieve!

—Está bien, ve a comer nieve. Pero si te atrapa el fantasma malvado como a Ten por la mañana, yo no te salvaré.

Haechan chilló cruzándose de brazos, diciéndole al adulto que era un mentiroso, aunque de todos modos lo acompañó hasta la cocina para preparar la cena con él.

Para cuando los hermanos ingresaron a la cocina las pizzas que Haechan había convencido a Johnny de hacer estaban en el horno, el niño estaba sentado sobre la mesada de la isla moviendo la llama afelpada mientras el rey gigante le contaba una historia de su infancia, aunque su atención se desvió rápidamente al hombre que recién entraba.

—¡Rey gato! ¡Brazos, brazos!

Ten imitó los brazos alzados del pequeño, esperando a que el niño se lanzara para abrazarlo fuertemente y darle vueltas bailando, Haechan reía alto pidiéndole que no se detuviera.

Donghyuck no se soltó ni siquiera cuando el rey gato se sentó en la silla, en cambio se acomodó en el regazo del mayor y tomó los brazos del adulto para envolverse con ellos. Ten lo abrazó firme y besó su cabello, el niño se giró para besarlo en los labios porque había visto que sonreía muy bonito cuando el rey gigante lo hacía, y lo hizo, una sonrisa que llegó a sus ojos haciéndolos desaparecer.

—No beses a mi esposo —rezongó Johnny.

Haechan creyó que su cara había hecho una expresión divertida, por lo que le dio muchos besitos más, el rey gigante comenzó a lloriquear y de repente el mayor y el menor de la casa discutían por la atención de Ten.

El infante olvidó por completo a la mujer que los veía con los ojos brillantes justo a un lado, hasta que jugando casi cae y ella lo sujetó.

—Eres bonita —le dijo el niño sonriendo con sus dientes picados y uno de ellos suelto— ¿eres una princesa?

—Es un hada madrina —respondió Ten por ella—, si pides un deseo desde el fondo de tu corazón, ella intentará cumplirlo.

—A veces no funciona —agregó Johnny—, pero habrá dado lo mejor de sí misma y eso también se aprecia.

Donghyuck la observó detenidamente, la mujer se incomodó un poco, nadie le mantenía por tanto tiempo la mirada, el niño era un temerario definitivamente. Esperó pacientemente a que dijera algo, pero el pequeño regresó a los brazos de Ten sin decirle nada. Y supo que había encontrado la solución.

Antes de regresar a su hogar, Tern miró a su hermano y le sonrió con dulzura.

—Puedo ayudarte —aseguró—, pero hay que entregarlo, encontrar a su madre y entonces hacerlo legal.

Ten hizo una mueca, la idea de separarse del niño por un segundo siquiera le sonaba aterradora.

—Escucha, es todo lo que podemos hacer —su tono fue tosco, debía convencerlo de que era la mejor opción, la única opción—. Si su familia lo abandonó, entonces no le importará darte su custodia. Tal vez quiera pedirte dinero, pero podemos solucionarlo, solo deberá firmar unos papeles para hacerlo legal, puedo hablar con ciertas personas y resolverlo de inmediato.

—Mañana —suspiró—. Danos un día más con él, necesito llevarlo con Kun primero.

—Por supuesto, pero cuanto antes hagamos esto será más rápido. Me aseguraré de que todo salga bien, soy el hada madrina, ¿no?

Sunshine | NCT/WAYVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora