Designio

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Se supo dios el primer día que tuvo una ofrenda, un can negro llegó a su lado, tan pequeño que ni siquiera abría los ojos, como para sobresaltarse al abrir los ojos y verle ahí y una intrusa en su habitación, ¿Quién era y qué quería? Quiso preguntar ella señaló el animal y explicó ser para él, miró el animal, miró la diosa alada y negó al regalo creyendo que era de ella, como para que ella solo suspirara y negara impaciente de tener que explicar.

No era suyo, era una ofrenda, alguien se lo obsequiaba a cambio de una petición explicó de alguna manera con ademanes y sonrisa tirriosa, ella solo había cumplido con traérselo e intimidado de tener que cumplir algo a alguien negó, no lo quería, así que lo tomó y se lo extendió para que lo regresara, ella ni descendió a tomarlo, así que volvió a dejarlo a un lado de su cama

"Tendrás que buscar a alguien más, llevatelo de aquí" ordenó y desenfundando unas garras que jamás le había visto la vio tamborilearse una mejilla fingiéndose pensativa, "¿Quién te crees tú que soy? El perrito es tuyo, ya que aceptes o no la petición problema tuyo, pero no regreso ofrendas" impuso con insolencia y tirria

"tu señora madre sonaba complacida de saberte aceptado como dios como para que existan plegarias a tu nombre... suerte intentando ignorar una, que no te agobies" burló y desapareció solo para volver a los pocos días en que él escuchaba un clamor incesante que venía de ninguna parte y no se iba como para colmarle la paciencia y rugir literalmente cuando la vio aparecer con otra ofrenda que se negó a recibir e igual ella tan campante como era, la dejó y antes que pudiera atraparla se le escapó del agarre alcanzando a burlarse

"Te daré un consejo, es más fácil acatar la petición que capturarme, ahórrate la vergüenza de hacer el ridículo, no culpes al mensajero por el recado que te mandan, haz tu trabajo" le dejó dicho y se diluyó como para que Ares ya distinguiera el sonido de esas alas cuando la oía llegar tras él con otra y otra y otra, quien fuera estaba entrando en la desesperación como para aturdirle y frotarse el rostro desesperado cuando la oyó llegar, ¡no otra maldita ofrenda! No iba a hacer nada y no porque no quisiera sino porque principalmente no sabía que querían, ni sabía quién, así que dejara de pedir y más bien solucionara su problema por cuenta propia, empezaba a clamar él mismo

-Luces turbado- aclaró lo evidente logrando sacarle una risa irónica que sonaría a "¿tú crees?"- una pista, la mujer que clama es una devota de tu madre, no puedo decirte más, tendrás que encontrarla... lo sé, lo sé, no es fácil, si tan solo tú o alguien supiera seguir un rastro- insinuó con la vista fija en el perro y exhaló cuando Ares asimiló aquello y le ordenó al perro llevarle con quien le hubiera mandado y obedientemente el can supo a dónde ir, como para que mientras él iba al lugar, ella volviera con la reina- mi señora, está hecho- informó y ella solo sonrió- al fin ha decidido aceptar su designio y acudir a él, ¿Qué hay de los demás?- dudó mientras la reina bebía

-Ya se irán añadiendo... por ahora, lo importante es que ha empezado- concluyó dándole un rápido vistazo- déjame ver qué tal lo hace- pidió y con rapidez el mapa enfocó la zona y guardó silencio durante lo que fue la venganza letal de matar al maltratador, de forma incluso sanguinaria de ni siquiera dejar de atacarlo después de matarle. A los ojos mortales, el pobre ser, pereció de repente; a ojo divino, fue aniquilado por Ares y Hera sonrió

Ares: Crónicas de una Vida [NO ES HISTORIA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora