c a p í t u l o c i n c u e n t a y s i e t e

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Los días pasaron dolorosos, los malestares se volvían fuertes con el paso de los días, pero la esperanza me mantenía optimista. Levi me mimaba y cuidaba como si fuese su bebé, pero no sólo él. Constantemente tenía visitas de mis amigos y familia para venir a verme, traerme chucherías y chismosear conmigo.

Estaba sentada en mi cama con mis hijos a cada lado y Levi sentado en una silla de la habitación leyendo algo mientras bebía su café amargo.

-¿Esta persona quién es? -Pregunté señalando a una persona en el dibujo de Megan-

-Es mami.

-¿Y este?

-Es David.

-¿Y esta de aquí?

-Esa soy yo.

-¿Y éste de aquí? ¿Quién es?

-Papi.

-¿Papi?

-¡Sí!

-¿Papi...? O sea...

-Pues papi Levi, obvio. ¿Quién más si no?

Miré a Levi, él intentaba reprimir una sonrisa, pero además de eso estaba sonrojado. Yo reí y le acaricié el cabello a Megan y luego a David.

Las tardes las pasaba bien. Claro, aún me sentía enferma constantemente, pero usaba algunas pastillas para el dolor.

Aún tenía miedo de que la teoría de Annie fuese mentira, pero con cada día que pasaba y cada investigación que llegaba, el porcentaje de que fuera mentira disminuía.

Brad colaboró. Casi al final de las investigaciones nos dijo cuáles eran los cálculos que se debían hacer para saber cuándo llegaría al límite, pero no confirmó ni desmintió la teoría de Annie.

Los cálculos no fueron difíciles de hacer, un poco tardados sí, pero nada difíciles. Concluyeron que me quedaban 3 meses antes de llegar al límite. Estaba asustada del resultado, pero por suerte Levi estuvo conmigo todo el tiempo. Me sentía tremendamente afortunda de tenerlo a mi lado.

De un momento a otro volví a sentirme mal, pero tan mal que las pastillas no eran capaz de menguar el dolor, y esos dolores se volvieron más constantes con cada día que pasaba.

-¿Cómo te sientes? -Preguntó Levi luego de una sesión de vómito-

-Esa pregunta la he estado oyendo muy de seguido.

-Necesitamos monitorearte.

-Me siento vulnerable.

-¿Por tu condición?

-¡No, por ustedes! Ni el FBI se animó a tanto.

-Tonta.

-Mi verga, pendejo.

-____, tú no tienes verga.

-Me vale verga.

Él suspiró profundamente y me cargó hasta la cama. Me acomodó dejándome sentada y me arropó hasta la cadera.

-Me siento mal, la verdad. Pero queda poco tiempo, ya me sentiré mejor.

-¿Estás segura?

-Claro. Ya te lo dije, hace falta más para matarme. Probablemente Satán no me quiere en el infierno.

-¿Pero qué dices? ¿Cómo un angelito como tú va a terminar en el infierno?

-Aaaww.

-Porque Dios tampoco te quiere en el cielo.

¿Shingeki No Kyojin? Mi Mundo (Levi Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora