FRASES

113 15 2
                                    

La luz y la calidez del sol se colaban por entre las cortinas, el patriarca sentía calor, sentía su boca seca, poco a poco comenzaba despertar de una siesta que no recordaba haber tomado, su cabeza dolía un poco y lo atribuía al calor que tenía y de seguro a las horas que había dormido. Aún sin abrir sus ojos quitó de su cuerpo la ropa de cama que lo tapaba, Saga no recordaba en qué momento se había quedado dormido, no recordaba porque estaba durmiendo hace unos minutos y aun sin querer abrir sus párpados llevó su mano a su vientre y esto causó el desencadenamiento de las imágenes que había tenido antes de caer inconsciente.

Ahora sí había abierto sus ojos totalmente asustado por las escenas que había visto, eso era una premonición, de eso estaba seguro, era casi como Shion una vez se lo describió, volvió a llevar su mano a su vientre buscando sentir algo, sentía una sensación fantasma en él, una calidez, un dolor insoportable y seguido de un vacío todas y cada una de esas imágenes que se sintieron tan reales pero demasiada efímeras para recordar todo, entendía que un peligro se acercaba al santuario y ese peligro traería problemas para él. 

Pero ahora la interrogante era si es que él con aquella información podía hacer algo para evitarlo, si es que aquel futuro que vió era posible ser cambiado o seguiría su flujo aunque él interviniera para modificar el futuro. La llegada de una armadura negra al santuario era el principal problema y ese color sólo podía significar algo además de problemas seguros, y ese algo era que las manos de los lacayos de Hades estarían metidas en todo aquello,  Sagano sabía si el futuro que había visto era capaz de ser modificado, pero estaba dispuesto a prevenir cualquier perturbación que alterara la paz del santuario.

Todo le parecía extraño, la tranquilidad que existía en esos momentos sólo podía significar calma antes de la tormenta, pero una pieza aún estaba sin encajar ¿Qué hacían los sirvientes de Hades cuando Athena no había renacido en esos tiempos? Cuando Hades tampoco daba señales de haber vuelto a la vida. Debía investigar, era tiempo de mover a sus caballeros para recolectar información y de paso necesitaba recordar que más vió, necesitaba saber qué era lo que realmente se aproximaba y cómo afectaba realmente al santuario.

Saga escuchó el sonido de unas pisadas que se acercaban a su cuarto, ya no necesitaba concentrarse para saber de quién se trataba, podía identificar exactamente quién era, sentía sus emociones aquella inquietud y preocupación que había en el caballero de Leo en esos momentos y de seguro debía tratarse por el pequeño percance que tuvo en Star Hill.

Porque algo pasaba con Aioria, porque no había duda de que el caballero de Leo entendía el hecho de que Saga no necesitaba ser cuidado, de que perfectamente podía enfrentarse él solo a todo el santuario y salir ileso, que Saga podía ser de todo menos frágil pero había algo contra lo que ni Saga ni Aioria podían luchar y eso era sus instintos; de alfa, de omega, esa necesidad imperiosa que nacía inconscientemente desde Aioria de monopolizara a Saga, de protegerlo de cualquiera que quisiese hacerle daño e inclusive a esa necesidad biológica de tener el cuerpo de Saga y volver a marcarlo una vez más, pero cierta parte de él lo obligaba a centrarse a dejar de lado todos esos pensamientos posesivos y respetar a Saga como le prometió que lo haría amar a Saga como él era, no como un patriarca, no como a un omega si no que a Saga el hombre de cabellos azulados, de mirada serena y sonrisa risueña y un tanto perversa.

Cuando el castaño entró a la habitación se encontró con una mirada que cambiaba con la luz, a veces verde como los campos u otras azul como las aguas y unos labios coral que le sonreían cosa que logró en un instante transformar a un feroz león en un amansado gatito que sonreía de vuelta al verlo tan relajado con sus cabellos completamente desordenados, con la ropa de dormir mal puesta y la cama vuelta un desastre, era primera vez que veía un despertar de Saga y en cierta medida se le hacía interesante la capacidad del gemelo de adaptarse perfectamente a un entorno, en como aquel poderoso hombre que se escondía bajo la máscara azul era capaz de amedrentar a medio santuario con tan solo su presencia podía verse tan calmado, inofensivo y hermoso a sus ojos.

Tradiciones RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora