— Afrodita creo que necesito detenerme un momento — A Saga le pesaba la cabeza, su estómago con cada paso se revolvía otro poco más, había dejado de sentir aquella angustia en su corazón mientras más se alejaba del santuario, pero aquel malestar de esa mañana no se había ido y amenazaba al mayor con votar todo lo que tuviese en sus entrañas.
— Saga, esto no es un juego no podemos parar...—la voz del caballero de piscis se detuvo cuando vió a su compañero recargar su mano contra un árbol y en una estruendosa arcada Saga dejó salir por su boca lo que sea que haya comido anteriormente sin recato ni vergüenza alguna.
— Espera, deja recoger tu cabello para que no se ensucie— Afrodita tomó las largas hebras azules con una de sus manos mientras que con la otra masajeaba pacientemente su espalda, no era una situación la cual le produjese mucho gusto así que prefería estar a su lado y distraerse mirando las lindas ramas del árbol aledaño evitando mirar al ex patriarca en su no muy agradable faena.
— Creo que ya estoy bien— murmuró Saga con su respiración agitada
Fueron unos largos minutos tanto para el geminiano como para el dorado de las rosas, el griego seguía recargado contra el árbol normalizando su respiración y controlando su malestar, escupió los vestigios del mal sabor que quedaba de su boca y rasgando parte de la larga túnica de patriarca que aún llevaba se limpió la boca y la lengua.
— Será mejor que nos paremos un poco, pero lejos del estómago que acabas de perder— Saga sonrió de vuelta ante la broma de su amigo, ese tipo de frases alivianaba el ambiente, le quitaba lo duro de estar escapando del santuario por ser un traidor
— ¿Te sientes mal, Saga? ¿Comiste algo extraño hoy? — preguntó el pisciano ya ambos sentados en el suelo y apoyando hombro contra hombro.
—Me siento un poco mejor, pero aún tengo esa sensación de náuseas y no, de hecho, no he comido nada diferente de lo de siempre— contestó con sus ojos cerrados y respirando profundamente de aquel olor naturaleza del bosque.
— ¿Saga... tú has estado así hace más días? — El mayor respondió con una afirmativa y una idea un tanto terrible para ese momento se le vino a la mente al pisciano— Saga, temo preguntar y temo por tu respuesta, pero... ¿Cuándo fue tu último celo? — La preguntaba iba cargada con un sentimiento temeroso, lo que dijese el otro podría significar todo o nada y si era todo, no quería ser Saga en ese momento.
— ¡Mierda, no! —Exclamó, aquella respiración que estuvo todo ese tiempo tratando de calmar ahora se había perdido, el aire apenas alcanzaba a llenar los pulmones y ya era botado rápidamente, sus manos temblaban mientras se movían hacía su vientre.
Afrodita no necesita una respuesta para aquello, su sospechas para su pesar fueron correctas, se dio vuelta en unos instantes para abrazar a su fiel compañero rodeándolo de la calidez y fuerza que él pudiese entregar en ese momento. Afrodita sintió por primera vez a aquel cuerpo frágil y tembloroso, algo que Saga jamás le había demostrado en todos esos largos años, él jamás había demostrado debilidad ante nadie, una mirada capaz de mantenerse firme ante cientos de alfas, un temple que no retrocedió ni siquiera ante el mismo Shion cuando los entrenamientos comenzaron a rendir frutos, un hombre capaz de mantener la serenidad ante dos jueces del inframundo sin vacilar, ahora se quebraba entre sus brazos.
— Mi último celo fue aquel día cuando me enlacé con Aioria ¿Cómo fue que pude olvidarlo? — sus manos se aferraron fuertemente a su abdomen como si lo estuviese protegiendo de cualquier amenaza, su celo debió llegar semanas después de que tuvo aquella premonición, pero nunca lo tuvo, lo había pasado por alto con su preocupación por lo que había visto y por estar demasiado perdido en aquellos ojos verdes y frases Shakesperianas que le daba Aioria.
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Tradiciones Rotas
Любовные романыComo una ilusión frente a él una idílica escena, una blanca piel, azul zafiro y el rojo de los pétalos contrastando, un aroma sublime que bloqueó sus sentidos dándole paso a aquel león que poseía dentro de sí. Aioria se había encontrado frente a un...