El comienzo del exilio

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Katsumi:

Desde esa dichosa noche comencé a poder conciliar el sueño, comía como persona normal y frecuentaba sin importarme las consecuencias con los vendedores o shinobi que me cruzaban y hablaban. Básicamente volví a tener una vida común y corriente, con cero preocupaciones, feliz de la vida y más amable incluso con el menor del clan.

Por supuesto las dudas me acecharon pasado un tiempo: ¿y si Itachi sólo había cedido sabiendo que así viviría mejor? ¿Sería sólo por ese buen corazón que tiene y quería que no me deprimiera? ¿Esas buenas acciones llevaban a que el pelinegro intentara que fuese feliz ilusionandome de aquella manera? Dejé que esos negros pensamientos se guardaran en mi subconsciente, cuestión de que recordara que podía ser una posibilidad pero no debía ser tan perspicaz.

Pasaba los días recostada en la orilla del lago con las manos tras la nuca rememorando a cada segundo su acción... Quedando ensimismada y con una leve sonrisa en los labios.

Pero por supuesto no todo es color de rosa: no pasaron ni 3 semanas cuando una noche despejada tuve un mal presentimiento.
Inquieta, me deslice en la noche por el camino principal de la aldea hasta un estrecho camino, encontrando a alguien que esperaba ver... Y otro alguien que no. Sin embargo, silenciosamente subí a un árbol mimetizando me con su copa ahora oscura y escuchando con atención:

Always Love You (Itachi y tú) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora