— ¡Señorita Steele! ¡Señorita Steele!
— ¡Aquí, por favor! — Grita otro.
— ¡Ana!
Agh, odio cuando me llaman como si me conocieran de toda la vida. Y tal vez es cierto. Las personas piensan que cuando creces frente a las cámaras tienen derecho a saber de ti, de tu vida.
— Apártense.
Mi guardaespaldas les hace una seña para que se muevan y pueda finalmente entrar a mi hotel. Después de tres entrevistas durante la mañana, me siento agotada.
Los guardias del Hilton detienen el paso de los fotógrafos para evitar que me sigan hasta el ascensor y Sawyer sostiene la puerta metálica.
— ¡Dios! ¿Por qué es tan importante saber dónde me hospedo?
— Es parte de ser famosa. — Encoge los hombros. — Quieren saber qué desayunaste y dónde tomas tus clases de yoga.
— ¿Con qué propósito? No es como si ellos fueran a ejercitarse conmigo.
Me quejo, el ascensor abriendo en mi piso. Necesito un baño de tina con sales, una copa de vino y un buen libro erótico para relajarme.
— ¿Necesitas algo más? — Luke permanece junto a la puerta.
— Vacaciones.
Él niega con la cabeza y quitándose los lentes oscuros.
— Tienes que estar en la presentación del jueves en California, y luego la entrevista con Ellen y Jimmy Fallon.
— Mierda. ¿Tengo que estar ahí?
— Eres la estrella.
Exhalo con fuerza tomando una botella de vino del minibar bebiendo directo del pico porque no estoy compartiendo con nadie.
— Desearía poder ser una persona normal.
— Podrías intentarlo. — Sawyer concuerda, cansado de la cantaleta.
— Tal vez lo haga.
Le hago una seña para que sepa que puede dejarme sola y volver a su habitación, no requiero sus servicios de protección aquí. De todas formas sé que estará vigilando el pasillo porque es exagerado con el trabajo.
Voy al baño y abro el grifo del agua caliente para llenar la tina y mientras lo hace reviso los destinos turísticos. California, Hawaii, Grecia, España, México.
— ¿Un lugar donde no me conozcan? Pero que tenga playa y sea tranquilo.
Mi dedo se desliza por la pantalla entre las fotografías de Hawaii y Cancún, ambos lugares luciendo increíbles y demasiado concurridos.
— Agh, tal vez solo vaya a la playa cuando esté en California y nade desnuda para complacer a los paparazzis.
Me río, pero mi mente sigue yendo de un lugar a otro. Tomo ese delicioso baño en la tina hasta que mi piel se arruga y voy directo a la cama por una gran siesta.
Ni siquiera puedo volver a casa unos días con toda esta gira de promoción. Tengo que subir al avión, encontrarme con Mark y sonreír a las cámaras que siguen especulando sobre su rompimiento con Emily.
No tengo ganas o las fuerzas para ser la manzana de la discordia.
El miércoles en la noche Luke y yo llegamos a Los Ángeles cansados por el vuelo desde Miami y caigo noqueada en la cama de mi lujosa habitación en el Crowne Plaza.
Aún estoy medio inconciente cuando alguien golpea la puerta de la habitación. Me tambaleo todo el camino lanzando una bata blanca encima de mi sostén y bragas antes de abrir la puerta.
— ¿Si?
Una rubia sonriente me saluda.
— Buen día, señorita Steele. Soy su asistente para este día, la maquillista estará aquí a las 10 para alistarla y su vestido será enviado a las 2, ¿Hay algo más que necesite?
— Comida. — Gruño.
— Por supuesto. Baje al restaurante antes de las 10.
Rápidamente me pongo jeans, un suéter holgado, gorra y lentes oscuros. Discreta, claro. Voy al ascensor y Luke entra antes de que las puertas cierren.
— Buen día.
— Hola. ¿Descansaste? — Pregunto y él encoge los hombros con resignación.
— Tres horas y medio.
— ¿Y ya estás listo? — Echo un vistazo a su impecable traje gris. — ¿Cómo es que siempre luces mejor que yo?
— Es el porte, señorita Steele.
— Idiota. — Me río.
Salgo del ascensor seguida por Sawyer y me dirijo al restaurant, a la mesa más apartada de todos los comensales y bajo la cabeza escondiéndome en el menú.
— ¡Ana! ¡Ahí está! ¡Ana! ¡Una foto!
— Mierda. — Levanto la cabeza para mirar a Luke, que está sentado en otra mesa y encoge los hombros.
¿Cómo me descubrieron?
Giro para mirar al resto de los comensales, que también me miran con curiosidad y es ahí que lo entiendo. Soy la única jodida loca con lentes oscuros y suéter cuando todos llevan ropas ligeras.
*¡Estoy harta!*
Envío un mensaje a mi mejor amigo.
*¿De la fama? ¿El éxito? ¿El dinero? ¿De la atención?*
Responde Luke.
Dios.
En lugar de mi guardaespaldas parece mi conciencia.
*De no poder tomar un desayuno con tranquilidad, sin ser observada o juzgada.*
*Renuncia.*
Como si fuera tan sencillo. No solo soy conocida por lo que hago, sino también por mis famosos padres, ambos relacionados al mundo del cine.
La palabra da vueltas en mi cabeza mientras me ducho, cuando la maquillista me arregla y mientras viajo en la limosina hacia la presentación.
Mark ya está ahí todo sonriente y elegante en un traje azúl, luciendo cómodo y feliz con toda la atención que recibe. Lo odio.
Luke me lanza una mirada de reproche cuando se da cuenta que mi sonrisa es falsa y me hace una seña para recordarme las malditas cámaras sobre mi rostro.
No puedo evitarlo, es la noche más infeliz de mi vida y necesito salir de aquí. Rápido. Después de entrar al edificio, me acomodo en el escenario y dejo que Tim, el productor y Verónica, la directora de la película hablen. Incluso Mark puede tener su parte de atención esta noche.
Pero tengo una idea, una gran idea.
Espero hasta que estoy de vuelta en el hotel y que Sawyer ha vuelto a su habitación para deslizarme silenciosa por las escaleras hasta el cuarto de personal.
— ¿Hola? — Llamo y golpeo la puerta. No hay nadie aquí.
Casi creo que podría salirme con la mía cuando un guardia de seguridad se detiene en la salida de empleados.
— ¿Señorita?
Tiro del gorro más abajo para que cubra mi cabello rubio. El hombre me mira con la ceja arqueada esperando una respuesta.
— Lo siento, creí que podía salir por aquí, necesito salir sin que mi ex novio me vea.
El guardia me echa un vistazo y entrecierra los ojos inseguro si debería creerme.
— Por favor. — Suplico. — Usted mismo puede ir a mirar, él está ahí intentando explicar sus razones para engañarme.
— Qué idiota. — Finalmente gruñe. — Sal rápido o me llamarán la atención por dejarte estar aquí.
— ¡Gracias! ¡Gracias, señor!
Chillo de felicidad y corro a través de la puerta hacia la libertad... Y la playa.
Esta parece ser la noche perfecta.

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Glamour: La Vida Secreta De Una Estrella
Fiksi PenggemarSer una actriz reconocida, ganar millones y estar rodeada de hombres es el sueño de muchas mujeres... Pero no el mío. Yo quiero ser libre. ¿Cómo serlo cuando los paparazzis me siguen a todos lados? ~ • ~ La historia es mía, pero los nombres de los p...