James

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Sirius recordaba como en su anterior vida habia llorado la muerte de su mejor amigo, sintiéndose culpable y sin la posibilidad de disculparse por haberle fallado de tal manera y por dejar solo a Harry con aquellas bestias que decían ser sus parientes... Recordaba cuando le dieron la oportunidad de regresar y la alegría que habia sentido por poder ver de nuevo a sus amigos... A aquel Potter que tanto había cambiado su vida y le demostró que las cosas no siempre son lo que parecen.

Ese amigo ahora se encontraba frente a él, con una sonrisa que le hacía recordar los viejos tiempos, aquellos en los que sólo se preocupaban los ambitos escolares y vivían engañados sobre una salvación del mundo magico ante un hombre que ahora sólo se había dedicado a consentir a Harry, otorgandole incluso el don de hablar parsel y que de cierta manera se estaba comportando tan lindo con él... Pero ahora no era momento de pensar en aquel pelinegro que lo hacía dudar sino volver a enfocar la atención en su difunto mejor amigo.

Con todos los sentimientos que había estado evitando, todo el dolor y la rabia que guardó por tanto tiempo, tanto en el pasado como el presente, sólo pudo hacer lo primero que se le vino a la mente...

Plantarle un puñetazo en el rostro a James.

Sirius vio como su supuesto mejor amigo caía en el pasto. Aquel sujeto no podía ser James, se negaba a creerlo, el visitó las tumbas del matrimonio Potter y los aurores confirmaron que las personas que habían encontrado en las ruinas de la casa eran los de James y Lily. Era imposible que ahora se encontrará frente a él.

-Porque no te calmas, Siri, y hablamos un poco-. Su voz era la misma, debía admitir eso, no dejaría que lo engañaran.

A lo lejor Sirius observó como Fenrir cargaba a un animado Harry, parecía que el niño quería explicarle el entorno en el que se encontraban, el mayor lo escuchaba atentamente pero él podía sentir su mirada cada cierto tiempo, como si vigilara que no le hiciera nada a James y su mirada solo se ensombreció cuando lo golpeo. Vio como tenía la intención de acercarse pero un simple ademán del de anteojos se retuvo más no se alejo, al contrario parecía estar más alerta.

-Debo estar alucinando... Es imposible que tú estes frente a mi, vi tu tumba y confirmaron tu muerte... Esto es sólo un juego de mi mente o de alguna de las hierbas que la madre de Remus tenía en la sala-. Murmuraba Sirius mientras James sólo lo observaba... En verdad había extrañado a su mejor amigo y de cierta manera debia de hacerlo entrar en razón para que pudieran aclarar ciertas... situaciones.

Así que le regresó el golpe.

Ahora Sirius era el que se encontraba en el pasto, sin poder creer el golpe que recibió... Aquello si se parecía a algo que haría su James.

-Es hora de que me escuches, Sirius, debemos de hablar sobre lo que esta sucediendo... Estoy seguro de que todo esto es muy confuso para ti pero permiteme explicarte todo-. Dijo James para después tenderle una mano a su amigo, en la espera de que aceptara el dialogo entre ellos.

A Sirius sólo le quedo resignarse y aceptar escuchar a James... Nada era como lo tenía planeado, nada se parecia al pasado que había vivido así que qué mas daba si escuchaba lo que tenía por decirle.

-Acabemos con esto antes de que me desmaye-. La sincera risa de Potter aligero el ambiente y juntos se encaminaron a un pequeño columpio para tomar asiento. Ninguno dijo nada, solo contemplaban el jardín, que terminaba uniendose al extenso bosque. El silencio era agradable y le hubiera gustado permanecer así pero no debían perder tiempo.

-La noche en que morí me di cuenta de todos los errores que había cometido-. Comenzó James captando rápidamente la atención de Sirius-. Fue como si despertara de un sueño y pudiera comprender qué era lo que en verdad sucedía... Fue bastante revelador. Todo ese tiempo... Desde que empece a salir con Lily estuve bajo una extraña poción de amor, no era amortentia porque sé que ustedes se habrían dado cuenta.

SerleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora