Reuniones

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Molly Weasley se consideraba una madre amorosa, quien siempre estaba dispuesta a dar todo su tiempo a sus hijos. Junto a su esposo Arthur habían logrado formar una enorme familia donde todos eran felices... O eso es lo que se podían observar los demás. Los problemas económicos estaban apretando a la familia, con sólo un ingreso monetario les era imposible mantener un estilo de vida constante y menos con una bebé recién nacida.

Pero todo estaba a punto de cambiar y lo único que necesitarian para que su vida tomará un mejor rumbo era  aceptar la propuesta que el director Dumbledore les ofrecería. Albus no era ningun tonto y sabía perfectamente como llegar a las personas, ofrecerles lo que más necesitaban y de esta manera tenerlos en sus manos para cumplir cada uno de sus planes al pie de la letra.

-Es una hermosa niña la que acabas de tener, Molly-. El encanto en su voz era uno de sus mayores logros, podía endulzar el oido más difícil y obtener lo que deseaba y lo podía comprobar con su nombramiento a director hace ya algunos años.

-Y muy querida, una mujer Weasley no se había visto en varias generaciones, sin duda será muy poderosa y codiciada-. El orgullo en su voz era notable y sólo provocó una sonrisa en la cara de Albus. La tenía justo donde quería.

-Justo de eso te quería hablar querida, como sabrás el joven Potter se encuentra viviendo con su padrino en estos momentos, algo que sin duda me preocupa, tú sabes perfectamente como le gusta la vida libre a Sirius, temo que algo le pueda pesar al pequeño-. La preocupación en la voz del profesor parecia tan sincera que la mujer sintió que el niño corría un gran peligro junto aquella familia.

-Es sin duda preocupante que el salvador del mundo mágico se crié con una familia oscura-. La bebé se removió en los brazos de su madre, quien la ajustó en sus brazos para después regresar su atención al director.

-Es por esto que necesito tu ayuda, al joven Potter no le vendría mal la compañía de una de las familias más allegadas a luz-. Dumbledore vio la duda en la mujer y por momento dudo de que fuera a aceptar pero él sabía que palabras decir para que las personas no lo cuestionaran y acataran sus ideas-. Ten por seguro que cada año tendrán una retribución por su ayuda al bien mayor.

Las palabras llegaron por completo a la mujer, quien rápidamente pensó en todo lo que hacía falta en su casa y que sólo sería un pequeño sacrificio el relacionarse con familias de dudosas acciones que bien al final tendrían su merecido por alejarse del sendero de la luz.

-Supongo a Ron le vendría bien un pequeño amiguito de su edad-. La sonrisa que le dedico al director sólo sirvió para confirmar que aceptaba la idea de Albus.

Ambos observaron al pequeño pelirrojo que se encontraba jugando con sus hermanos gemelos, estaban seguros de que se convertiría en el mejor amigo del niño que vivio y lo encaminaria por el buen camino, un camino que sólo traería beneficios al director de Hogwarts.

Lucius observaba a través de la ventana de su despacho a Remus junto a Draco. Ambos se encontraban en los jardines, recuperando el tiempo perdido y tratando de que sus magias se reconocieran, sobre todo la de Draco, quien había estado tanto tiempo alejado de su madre.

Lucius repasaba la conversación que habían tenido días antes, cuando se enteró de todo por lo que Remus tuvo pasar se prometió que aquellas personas pagarían por su osadía. Nadie se metia con un Malfoy y salia libre, porque aunque el castaño se resistiera lograría que volvieran a estar juntos y lo convertiria en su esposo volviendolo un Malfoy.

Abraxas lo encontró en aquella posición y comprendió lo que pasaba por la mente de su hijo. Lamentaba sus acciones del pasada pero ya nada podría hacer más que alentar a su hijo a que no cometiera los mismos errores y luchará por lo que creía por lo que estaba seguro de que la familia no tardaria en agrandarse.

SerleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora