Remus

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Cuando era niño, su padre solía contarle historias sobre el mundo en el que vivían, lo maravillosa que sería su vida una vez entrara a Howgarts, todo lo que aprendería y el gran mago que llegaría a ser. Eran los mejores momentos que su padre le pudo dar... Hasta que cumplió 5 años.

El día de su cumpleaños su padre lo había sorprendido con un paseo por el bosque que estaba cerca del pueblo donde vivían. Habían llevado todo lo necesario para poder pasar una tarde increíble, su padre incluso le regaló una pequeña varita infantil, de la cual salían pequeños destellos que asemejaban algunos hechizos. Ese día estaba siendo el mejor de su corta vida.

Pero desgraciadamente no todo podía ser perfecto, su padre le había dicho que lo esperara mientras él iba a buscar un poco de leña para poder hacer una fogata pero como cualquier niño curioso no le vio nada malo a recorrer un poco el bosque, mientras no perdiera de vista el lugar donde le pidieron que esperara no habría problema. Todo a su alrededor era hermoso y el aroma que lo rodeaba sólo lograba tranquilizarlo a tal grado de que no se percato de que alguien se acercaba.

-No es un lugar oara que un niño ande solo-. La gruesa voz lo sobresaltó y con algo de miedo se volteó para encontrarse cara a cara con un hombre de aspecto fero que lo miraba de manera extraña.

Lo siguiente de lo que fue consiente fue de como el hombre lo apresaba en sus brazos para despues mordele en la unión de su cuello hombro. No pudo evitar gritar y tratar de safarse de aquella situación. Su padre, alertado por sus gritos no tarde en hacer aparición y sólo pudo observar como ahora su hijo se convertia en una bestia salvaje, en una de esas de las que con tanto esfuerzo se habia ocultado. Lo último que Remus vio fue como su padre caía de rodillas mientras el misterioso hombre le decía algunas cosas. Su siguiente recuerdo era despertando en su habitación, con su cuello vendado y siendo juzgado por la mirada de su padre.

Nada volvió a ser lo mismo.

Ahora las historias que su padre le contaba eran de como unas bestias como la que se habían encontraba se encargaban de traer los horrores al mundo mágico. De como convertian la magia en un arma para destruir lo que con tanto esfuerzo el mundo mágico se había encargado de construir. Y que ahora él era parte de ellos.

Los siguientes años su padre se encargó de educarlo en casa, quitandole toda esperanza de que al cumplir once pudiers ir al Colegio de magia y hechicería. Su comportamiento cambió, ya no era el padre amoroso, la mayor parte del tiempo se encerraba en su despacho para sólo salir y proclamar la mala suerte que tenía al tener una bestia por hijo. Esto ocasionó que Remus dejara de ser el niño alegre que tanto gustaba de salir a pasear por el bosque, ahora trataba de ocultar su existencia para no molestar más a su papá.

Su madre nunca más fue mencionada, la primera vez que quiso hablar de ella despues del ataque, su padre enloqueció y sólo podía pronunciar que todo era culpa de ella y que más le valía no volver a pensar en esa mujer que sólo había traído desgracias a sus vidas.

Y ahora veía aquella mujer que su padre tanto se empeñó en culpar jugando con el pequeño Draco, como lo que era, abuela y nieto. La sonrisa del niño era increíble y la harina en sus mejillas solo hacía que la escena se viera más adorable.

-Nunca me imaginé que vería a un Malfoy cocinar-. La voz de Riddle lo sacó de sus recuerdos y pensamientos y sólo puede soltar una risita por las caras de indignación que han colocado los Malfoy mayores.

-Siempre hay una primera vez-. Dice Remus para después seguir contemplando a su hijo y madre.

-Bueno, los Malfoy nos caracterizamos por no huir de las situaciones-. Dijo Lucius.

Nadie dijo nada más y se concentraron en lo que la madre de Remus les había pedido. La verdad era bastante comido ver como los hombres, sin contar a Remus, trataban de picar las verduras y cortar algo de carne. Sangre pura con elfos domésticos tenían que ser. Lucius, un poco harto de que la cebolla picara sus hermoso ojos decidió que era el mejor momento para hablar con Remus por lo que en un rápido y nada discreto movimiento lo tomó de la mano y se encaminaron a la sala. Los demas quisieron seguirlos pero...

SerleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora