Midnight Theatre [2Min]

(ESCENA I)

La sonrisa de aquel sujeto le parecía meramente repugnante, asqueaba cada parte de su delicado cuerpo deseando fervientemente poder tomar una ducha lo antes posible.

-- Bien-decía aquel viejo gordo mientras acomodaba su carísimo reloj de oro. -Te veré dentro de dos días, mi querido y pequeño Tae.

No dijo nada, ni siquiera se despidió de aquel sujeto mientras abandonaba la habitación.

Su cuerpo pesaba más de lo habitual, su pálida piel se encontraba llena de moretones y rojeces provocadas por aquel asqueroso viejo, sus partes íntimas estaban cubiertas por la blanca sabana sucia. Mientras estaba recostado de lado en la cama, lágrimas de sus ojos comenzaban a salir. Le había dolido como la m***rda, ese maldito cada vez se propasaba conforme sus visitas pasaban y sus atenciones hacia él se volvían cada vez más bruscas cuando Tae se negaba a complacer sus asqueroso fetiches.

Estaba harto de esto.

La peor parte era levantarse de sus aposentos e ir directo a la ducha, pues el dolor y el liquido que quedaba en su zona terminaba por resbalarse de entre sus piernas, lo odiaba.

No quedaba de otra, debía pararse o llegaría tarde a clase.

Salió de la ducha sintiéndose un poco mejor, bueno, ser positivo era lo único que le quedaba y que poco a poco perdía conforme pasaba el tiempo.

Listo y arreglado, tomó su mochila y las llaves de aquel pequeño departamento que estaba rentando, sus ojos se quedaron quietos en cuando divisaron la enorme cantidad de billetes que el viejo había dejado sobre la orilla de la cama.

Bueno, al menos eso pagaría la mensualidad de aquel mes y la renta del lugar y aún sobraba un poco para comprar cosas de la alacena que ya se estaban agotando. El resto iba para su ahorro, quería salir huyendo de ahí, odiaba su miserable vida.

Por estar mirando el celular mientras caminaba en dirección a su Universidad, chocó brazo con brazo con un total desconocido, por la rapidez del hombre Tae no alcanzó a mirarle bien y restándole importancia solo hizo una leve reverencia a manera de disculpa, para seguir con su camino.

Las clases terminaron rápido aquel día, Tae solía ser una persona muy solitaria y con la que no solía juntarse con amigos para ir a un café por la tarde o con cualquier otra persona. Sí quería marcharse lo antes posible de aquel país, tenía que seguir ahorrando y no gastar el dinero en cosas y situaciones innecesarias.

Aquel día aprovechó a hacer unas cuantas compras antes de regresar a casa y para su mala suerte, había demasiada gente en el super mercado, haciendo fila para poder pagar lo que iba a consumir por lo que terminó muy tarde y con sol completamente oculto, sustituido por la luna y una que otra estrella.

Tae odiaba caminar de noche, pues, siendo él una persona solitaria ¿Quién podría buscarle si algo malo le llegase a pasar? Exacto ¡Nadie!, ni siquiera su existencia haría falta en este podrido mundo.

Suspiró agotado mientras salía con varias bolsas del super mercado en ambas manos. No tuvo de otra más que caminar unas cuantas cuadras hacia su pequeño departamento y con poca luz.

A mitad del camino una figura humana que, parecía ser una persona solo que llevaba puesto una gorra, lentes y saco largo negros; se encontraba recargado en una pared y que lamentablemente debía si o si pasar a un lado de él. Con muchos nervios y mucho valor Tae apresuró el paso sin mirar atrás, hasta que fue detenido justo por este hombre.

--No deberías estar caminando a estas horas de la noche, jovencito-

Ni siquiera era tan tarde Tae lo pensó para sí mismo. No dijo nada, prefirió ignorarlo y seguir su camino.

--No tan rápido-El sujeto se interpuso frente a él, evitando que continuara caminando.

--¿Se le ofrece algo? -Cuestionó Tae al señor.

Este solo le regalo una sonrisa ladeada antes de sentir como otra persona le tomaba por detrás y le colocaba un pañuelo húmedo con un líquido desconocido pero que, sin duda alguna, olía horrible y parecía provocarle el sueño. Tae forcejeo hasta donde pudo, sin embargo, su cuerpo no aguantó más y la falta de aire fue tan sofocante que terminó por respirarlo y caer inconsciente.