¿Porqué se había subido a aquélla moto? ¿En qué estaba pensando? ¿Se había vuelto loca?
-A la derecha- dijo Babi
-Listo, ya llegamos- su voz era dulce, como la de un ruiseñor.
Babi aún seguía incrustandole las uñas en su pecho, mantenía los ojos cerrados del miedo.
-No tienes porque clavarme más las uñas, ya llegamos- su tono burlón despertó a Babi de su pesadilla. El se bajó de la moto y la miró.
-Perdón...es que...nunca me había subido a una moto. Es mi primera vez - El colocó sus brazos delicadamente sobre su cintura y la ayudó a bajar.
-Gracias por traerme- ambos estaban frente a frente. Ambos se perdieron en la mirada del otro
-Fue un placer sentir tus uñas en mi pecho- se reía.
-Perdón...no quería...-tartamudeaba. Él se acercaba a ella. Se sentía impotente frente a él. ¿Porqué acaso se sentía de esa forma?
-Tranquila, me quedaran como recuerdo. Así que...¿vives aquí?- le preguntó
-Sí...en el segundo piso- ella le señaló.
-¿En aquél balcón?-
-Ajam- fue su respuesta.
-Bueno, fue un placer conocerte...¿Cómo te llamas?- su rostro expresó una minuciosa sonrisa.
-Babi-
-Hermoso nombre. Espero volver a verte Babi- y diciendo esto, se subió y se retiró con aquélla infernal moto.
Los ojos de Babi no dejaron escapar al muchacho, lo seguía como un secuestrador, hasta que dobló y desapareció. Estaba aturdida. ¿Había viajado en moto con un completo desconocido?. Aquélla chica ordenada e inocente, que nunca había puesto en riesgo su vida, rompió sus espectativas.
El sol se escondió. Ya había oscurecido. Babi se vistió con su pijama y se relajó un rato sobre el sillón. No dejaba de pensar en aquél chico. Harry.
Su sonrisa y sus ojos invadía los pensamientos de Babi. Su cuerpo estaba físicamente preparado para enfrentarse a cualquier abusivo que lo llegara a insultar. Su negruzco cabello estaba peinado al estilo de Elvis Presley. Su aspecto rockero pero a la vez callejero daba la impresión de ser un chico rebelde. ¿Porqué pensaba en él? Tendría que estar preocupandose en su queridísimo y amado novio. Se levantó del sillon y fue a buscar su celular. No lo encontraba. No se acordaba donde lo había dejado. El pantalón. Fue en busca del pantalón, buscó en los bolsillos y nada. No estaba.
-Pero si yo lo dejé aquí- era imposible que un celular desapareciera así de la nada. Comenzó a deseperarse. Buscó en su chaqueta. Nada. ¿Donde podría estar? Buscó abajo de su cama, en el sillon, en el living, el baño. Nada. No estaba. ¿Cómo que no estaba?¿Dónde podría estar?.
En ese momento un recuerdo inundó su mente.
Cuando Harry la había tomado por la cintura para ayudarla a bajar de la moto, ella había puesto su celular en el bolsillo trasero del pantalón. No podía ser...¡Es un ladrón!
Su mente aún no reconocía lo sucedido. Aquél chico, tan hermoso y dulce, le había robado el celular. Babi estaba estupefacta. Había adulado a Harry sin siquiera conocerlo.
¿Porqué robarme el celular? ¿Acaso yo era su víctima? ¿Por esa razón el me trajó hasta mi casa? ¿Sólo por eso? ¿Me habrá robado algo más?
Revisó su vestimenta, sus bolsillos, todo, para verificar que nada más le faltara. Todo estaba en orden. Lo único profanado era su costoso celular. Había sido un regalo por su cumpleaños.