¿Cómo se le ocurrió volver aparecer?¿Qué se creía?¿Era idiota o qué?
"Estaba hermoso" fue el pensamiento de Babi. Chaqueta militar, jeans azules y zapatillas negras.
¿Qué?¿Cómo?¿Hermoso?No. Era un madito. Aquél muchacho le había robado. Robado su preciado celular. No tendría porque volver.
Era un idiota.
-Hola Babi- dijo
-¿Hola me decís? Eres imbésil- lo empujó con enojo y rabia.
-Woh...Woh...¿Así tratas a la persona que te llevó a tu casa? Si no fuera por mí, ahora estarías vagando por las calles- se lo notó un tanto molesto.
-Hubiera preferido eso antes de sentirme profanada por un desconocido-
-Ahh... te refieres a eso...sii... lo tome prestado, sin querer-
-¿Prestado? yo no te lo presté- dijó Babi.
-Es que...quería saber más de ti...-Babi se sentía confundida-...cuando nos conocimos estabas tan nerviosa que no quisistes hablar...entonces...tu celular...nose porque lo hice. Perdón- y sacando el celular de Babi del bolsillo se lo entregó.
Babi lo miró. Ambos se miraron. Por alguna razón cada vez estaban más cerca.
-Graa...cias-volvía a tartamudear. El se reía. Se reía de ella.
-¿Qué es tan gra...cioso?-le dijó Babi
-Tartamudeas. Cada vez que me acercó. Tartamudeas- cuando le hablaba, se acercaba más a Babi. Delicadamente la miraba.- Es tierno...que tartamudees.-
Sus cuerpos se encontraban a una mínima distancia, sus labios y sus ojos igual. Su atracción rebosaba y llenaba de alegría sus almas. Eso era. Atracción.
El reloj se paralizó, los minutos no corrían. La gente desapareció. Todo a su alrededor desapareció. Por un instante. Los únicos en aquélla sala eran ellos. Babi y Harry.
Sus labios se buscaban. Como dos almas perdidas. Y cuandos se encontraran. No responderían por ellos.
-¡Babi!- la voz de Silvia despertó a Babi del trance.
-¿Qué pasa?- sus ojos no se despegaban de los de Harry. Estaban perdidos en el mar de miel.
-La reunión ya terminó. Dije tu propuesta y a todos les encantó-Silvia observaba a Harry.
Harry miraba a Babi. Le sonreía. La estudiaba.
-Babi- Silvia los miraba. Ambos no se dieron cuenta-¡Babi!- gritó Silvia.
Babi despertó del sueño. Un sueño del que jamás quiso despertar. Un sueño anhelado por su corazón. Y en ese sueño se encontraba Harry.
-¿Qué pasa?-
-Nada, es que como no me escuchabas- dijo Silvia- Hola, soy Silvia- y esta vez se refirió a Harry.
-Hola, soy Harry-
-Lindo nombre-dijo.
¿Acaso le estaba coqueteando?
-Mmm...Harry es...un ami...go- tartamudeaba.
-¿Babi te encuentras bien? ¿Desde cuando tartamudeas?- le preguntó Silvia
-No...nada, estoy bien boba- Babi volvió a su cordura.
Harry aún la miraba. Estaba perdido en ella.
-Bueno..parece que tienen que hablar. Yo me voy. Un gusto Harry- y Silvia se retiró de la escena
Babi se encontraba de espaldas a Harry.
-Creo que te pongo nerviosa- le dijo Harry al oído. Su tono irónico le provocó a Babi una pequeña sonrisa. Su voz en su oreja era como haber viajado rodeada por hilos de seda, suaves y delicados, finos y costosos. Eso hilos que transmiten suavidad a tu cuerpo. Eso sintió Babi. Una voz recorriendole el cuerpo. Con delicadeza la llenaba de amor. Estaba perdida. Se estaba perdiendo. Pero no podía hacer nada. Harry la había embrujado, se la había llevado. A un lugar alejado de la faz de la tierra. En donde solo existen los amantes.
-No lo creo- dijo Babi. Se alejó de el. Necesitaba hacerlo. -tengo que trabajar. Tienes que irte-
-Bueno, me iré. Pero volveré- una pícara sonrisa se dibujó en sus labios.
-Hady vamonos- una pequeña niña se aferró a la pierna de Harry. Era la misma niña.
-Mi vida, mira, ella es Babi- Harry la había tomado por el brazo a la niña y, señaló a Babi.
La pequeña sólo la miró.
-Saludala- dijo Harry.
La niña ahora le sonrió, y fue corriendo a abrazar a Babi.
-Hoda Babi- dijo con un chupetín en su boca
-Hola, ¿cómo te llamas?- le dijo Babi
-Onella-
-Se llama Ornella, es mi hermanita- dijo Harry.
-Un gusto Ornella- dijo Babi, que miraba a la niña con dulzura.
-Vamos hermosa, tenemos que irnos-
Harry le dio un beso en el cachete y la subió a sus hombros. La niña sólo reía y saboreaba el chupetín.
-Nos vemos- dijo Babi.
El le sonrió. Le tocó la mano. Y se fue.
Los sentimientos de Babi estaban desmoronados. Como en una cuerda. Fina. Muy fina. En cualquier momento esa cuerda se rompería. Y sus sentimientos irían a parar a quien sabe donde.
Su alma se encontraba desconcertada. Harry era diferente.
Aún no lo conocía, pero ya sentía un aferrado sentimiento de cariño hacia el.