Silencio.
El silencio del parque se interrumpía por el choque del viento contra los árboles.
-Esa es mi historia. Nunca se la conté a nadie. Tu eres la primera en saberlo- le dijo Harry
Babi sólo lo miraba. Por fuera era un chico rudo. Pero por dentro su alma se encontraba destrozada, su corazón había sido rasgado.
El corazón de Babi se estremeció. Sólo lo miraba. ¿Porqué le suceden este tipo de cosas a personas buenas como él? El mundo se encarga de destrozar la felicidad de uno, de desaparecerla, de matarla, hace todo lo posible para que absolutamente nadie sea feliz. Las personas enamoradas, que llevan escrito un nombre en su corazón, esas personas son las primeras en sufrir.
Babi sólo pensaba en una sola pregunta. ¿Porqué el?
Siguieron caminando por el parque. Ninguno emitió sonido alguno. Las comisuras de ambos labios estaban sellados. El sólo miraba el suelo. Ella lo miraba a el. En su interior Babi sentía dolor. Quería llorar, sus ojos querían romper en lágrimas. Pero no lo hizo.
Le tomó la mano, se aferró a aquella mano. Lo paró y lo miró. El no le devolvió la mirada, por primera vez no clavó sus ojos en el oscuro mar de Babi. Sus ojos se encontraban en el suelo, no levantó la vista.
-Harry...- posó su otra mano en sus mejillas. Sus suaves mejillas.
El la miró. En sus ojos se podía distinguir el dolor de su alma. Aquélla alma enamorada...
Ambos se miraron, ambos compartieron el dolor. Ese dolor que vuelve aún más frágil al corazón.
Cuando un corazón se abre al amor, deja entrar a esa persona amada, se llena de alegría, se vuelve cariñoso y amable, descarta el odio y los celos, desaparece la ira y el enojo. Pero se vuelve delicado, frágil, aún más frágil. Pero cuando lo hieren, lo detrozaron en pequeños pedasos, lo disminuyen a la nada, ese corazón frágil se cierra. Se vuelve rencoroso. El dolor lo invade como un tsunami arrasando a un pueblo entero. Ese corazón no vuelve a sentir lo mismo. No siente nada. Esta vacío. Aquélla persona que lo destrozo se llevó todo consigo, lo vació. Eso le ocurrió a Harry. Jugaron con sus sentimientos y lo destrozaron en mil pedasos. Le arrebataron su alma enamorada. Le arrebataron todo.
-Oye...mírame...no te voy a abandonar, nunca- lo besó. Babi lo besó.
Sus labios tocaron los de él. Se acariciaron, se invadieron. Se amaron apasionadamente. Babi podía sentir el corazón de Harry latiendo aceleradamente. Podía sentir sus manos acariciando su pelo y espalda. Estaban unidos, cerca uno del otro, no se dejaban respirar. Sus narices se chocaban con el roce de los labios. Se sentían.
El celular de Babi interrumpió el romántico momento.
-No contestes...porfavor- le dijo Harry, apoyando su frente a la de ella. Su voz era dulce.
Ella le acarició la mejilla.
-No iba a contestar...-
Ambos labios volvieron a tocarse.
La mente de Babi se nubló. No pensaba en Nate. No pensaba en nadie. Sólo en el. Nunca antes había sentido un sentimiento tan fuerte, tan poderoso como para invadir su cuerpo y alma, y hacerla desaparecer. Desaparecer del mundo, de la tierra. Hacerla tan frágil. Los brazos de Harry la rodeaban, la sostenían. Eran su apoyo. No sentía a otra persona, excepto a el.
-Babi...- Harry interrumpió- quiero llevarte a un lugar...especial.-
Babi sólo lo miró y asintió con la cabeza.
El la cargo en su espalda. Un risa escapó de Babi. El la llevó hasta su motocicleta, le puso el cazco, pero antes le dió un dulce y deliciosos beso. El se subió y arrancó la moto.