Capitulo 4

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-¿Estás bien?- la voz de Abid me trajo a la realidad, sonaba más aliviado.

El agarre de sus brazos en mi espalda y torso perdió un poco de fuerza, me quedé observando como mi vista regresaba a estabilizarse, miré el cielo que regresaba a la normalidad, en ningún momento le miré directamente por no querer toparme con sus curiosos ojos. Mi cuerpo empezó a reaccionar y me comencé a sentir nuevamente normal, mi respiración se regularizó mientras iba sentándome en el suelo, soltando completamente el agarre del castaño claro.

-¿Qué fue eso?- el tembloreo de mi voz delató que tan ligeramente mal me sentía.

Sus brazos se alejaron de mí mientras se arrodillaba, rascó su nuca y miró hacia todas partes guardando un momento de silencio. Supe que él tampoco tenía idea por lo desconcertado que lucía. Y me lo reafirmó al pasar unos segundos y no contestar nada. Suspiré terminando de tranquilizar mi cuerpo que seguía un poco entumecido. Estiré mis piernas en el suelo.

-Será mejor que nos apuremos si no queremos llegar tarde el primer día, ¿falta mucho para llegar?- relajé mi cuerpo por última vez y me dispuse a levantarme. Abid copió mi acción.

-Cuidado- soltó el castaño cuando me tambalee un poco. Traté de sonreírle de manera tranquila.

-Si estoy bien, no pasó nada.

Miré sobre el suelo la mochila que descansaba en espera por mi, antes de que la tomara Abid la sujetó por mi, me la brindó. Le agradecí con una mirada tomándola por la agarradera. La actitud y el comportamiento del castaño claro me descoloco un poco, se estaba comportando de manera caballerosa y protectora, quise suponer que era porque casi me desmayaba si no es que lo hice y no lo recordaba.

-Queda ya aquí cerca- inquirió esperándome a que acomodara mi mochila- Cruzando esta calle y llegamos, solo que ese árbol tapa la vista- asentí mirando donde señaló.

Unos segundos después ambos ya estábamos caminando nuevamente a la universidad, los nervios que sentí habían desaparecido, habían sido remplazado por preguntas sin respuestas que deslumbraban en mi cerebro en saber por qué me había desmayado minutos antes, todo fue muy familiar.

Mi cerebro seguía divagando en las preguntas sin respuestas de los sucesos que habían ocurrido recientemente.

Abid se mantuvo callado al igual que yo mientras el camino a la universidad era cada vez más corto, no pasó realmente mucho tiempo después cuando el edificio de cuatro pisos comenzara a asomarse. Un edificio grande de arquitectura básica color blanco, había un amplio estacionamiento que no estaba muy lleno cuando comenzamos a atravesarlo, - quise suponer que porque todavía era muy temprano-, todo estaba en silencio.

Como nosotros los alumnos poco a poco comenzaban a aglomérense para entrar a las instalaciones, mi corazón comenzó a bombear sangre más rápido que antes. Malditos nervios.

La escena que recientemente había pasado momentos atrás se había esfumado cien por ciento de mi cerebro cuando nos acercamos a la entrada de, lo que parecía ser una todo lo que abarcaba ciencias de la historia y turismo. Lo que estudiaba Abid pertenecía a otra sección alejada del edificio. Aunque ambos íbamos en el mismo campus.

Abid se detuvo a unos tres metros de la entrada y se giró hacia mí, obligándome a detener mi caminar.

Con la mirada aterrada le miré a los ojos sorprendiéndome por poder sostenerle la mirada, no se me hacía incómodo. Tuve por un segundo nervios de saber si Abid era el estudiante guapo del campus o conocido más bien por los estudiantes, porque si era así como en los típicos clichés temía de que todos nos devoraran vivos con la mirada, pero caí en la realidad y nadie se fijaba en esas cosas, alterne disimuladamente la mirada en los chicos y chicas que iban pasando y cada quien iba en su propio camino, sin detenerse a mirar en los asuntos de alguien más.

Eternamente Tú  (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora