Capitulo sin editar.
La jodida normalidad llegó como una inevitable pesadilla después de la fiesta. Porque después de que había dejado que el alcohol me cegara y el desliz ejecutara, con Morrison. Las miradas de curiosidad por parte de la rubia de Alisson me seguían persiguiendo, no se abstenía a preguntarme que había pasado conmigo después de que me hubiera desaparecido. Quería guardarme el recuerdo de Abid y yo, mientras observábamos como la luna reinaba y nuestros miedos agonizaban en nuestro reinado de ignorancia, para mí misma.
No obstante, la continua desaparición del castaño a veces me hacía inquirirme a mí misma si nuestro momento de tranquilidad y silencio había sido un sueño. Porque sí. Abid seguía sin hacer acto de presencia en las ya cotidianas comidas que nuestras madres hacían. Media semana había pasado ya, de que me desperté con una espantosa resaca, y con el miedo invadiendo mis entrañas. La duda me carcomió en ese momento, al día después de la fiesta.
¿Qué iba a pasar después de nuestra pequeña interacción?
Nada. Esa era la respuesta que me hubiera ayudado a ahorrarme pensamientos inútiles y despabilado mi sistema de nervios. La cuestión en mi cabeza a por qué nadie preguntaba por Abid se había desvanecido, nadie había inquirido nada, nadie inquirirá nada.
Había pensado que después del pequeño momento que la luna nos había regalado, las cosas iban a mejorar. Había esperado con ansías en la mesa de su casa, esperando por ver su rostro atravesar el umbral del comedor, había esperado su presencia el día después a nuestro encuentro, y el día después, y luego el otro. Nada. No había aparecido. Alimentando solo mi duda me había resignado a guardar ese momento en mi corazón. Una parte de mi me regañó por no haber aprovechado el momento a solas que había tenido con él, por no haberle inquirido respuesta a lo que tanto daño me causaba.
Desde mi llegada a esta ciudad deparé en que cosas inusuales estaban comenzando a albergar mi utópico mundo, en el que yo me resguardaba. Porque no era mentira que vivía en mi núcleo de cotidianidad y monotonía que no me atrevía a alterar. Solo quería guardar historias de una juventud sana para narrárselas a mis hijos en un futuro, convertirme en esposa de alguien normal en compañía de una carrera y un trabajo conmigo. Ese era mi plan de vida, aburrido, lo sé.
Más sin embargo prefería los deseos que una vez yo me planteé a explicar la existencia de una chica invisible que solo mis ojos podían apreciar, o el incognito caso de la consecuencia de mi caída, ¿cómo explicar que unos dedos inmaterializados me habían empujado? ¿Cómo explicar que un destello inigualable de luz había atacado a Abid? Bañándolo en una indiferencia que en consecuencias solo daño me haría.
Era fácil dejar que todo se acomodara solo, como las piezas de un rompecabezas, que al final después de haber iniciado la jugada el mismo su orden te iba mostrando. Creí que los irreales acontecimientos eran fruto de mi insensata imaginación, como mis deseos por vivir una vida normal y tranquila, como si me hubiera puesto en el camino lo que menos quería, fui el blanco de lo extraordinario. Porque todo lo que nos había ocurrido rastro de ordinario no tenía. Me resigné, una vez más, con el cielo azul y las nubes en una tarde cotidiana de compañía, me resigné a seguir actuando como si nada estuviera pasando. Ya me había cansado, rastros para seguir ignorando el problema en mi sistema no tenía, la paciencia en mí ya no existía. Era hora de tomar el mandil para comenzar a amasar el conflicto.
Era hora de hablar con Abid.
En el parque me encontraba, como si un lugar seguro para mí estar sentada encima de una caseta de vigilancia, al lado de un árbol que del sol me resguardaba, se hubiera vuelto, dejé que mis pies aterrizaran en el pasto que mi caída amortiguaba. De tantas veces que la serenidad del parque me había envuelto, conocedora de sus secretos me había hecho, al igual que el camino para regresar a casa. Sana y salva, físicamente. No tardé en que la lejanía desesperante de mi antigua presencia en el lugar público se hiciera inexistente cuando a casa de los Moore llegué. Con una insensata y desesperante necesidad de eliminar la curiosidad por hablar con Abid, toqué la puerta de la casa. Podría haber abierto porque sus paredes se estaban convirtiendo casi como en mi segunda casa, pero la educación de adorno no estaba.

ESTÁS LEYENDO
Eternamente Tú (En Proceso)
Mystery / ThrillerUna nueva aventura comenzará en la vida de Roma tras haberse mudado al pasado tenebroso en una ciudad de Los Angeles. El vacío atormentado que ella sentía la dejará a un lado cuando cumpla lo que el destino le dictó, regresar. Una aventura de mister...