Capitulo 8

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-¿Como te fue hoy hija?

Caminé hasta el sillón oscuro de tela y me tiré encima de este como un costal de papas, con un plato hondo en mis manos. Metí otra uva roja a mi boca deleitandome con su sabor.

-Bien. Normal- dejé salir mi voz aguda quitándole interés.

-La próxima semana comienzo a trabajar en la empresa Mc' Bussting- mi madre subió sus pies vestidos en calcetas calientitas a la mesita de la sala de estar- El jefe de ella actualmente tiene problemas con unos socios y perdió una gran cantidad de dinero por productos que estaban mal estructurados. Por lo que las primeras quincenas me vendrá un dinero muy pequeño.

La miré con interés y un poco de preocupación.

-Pero nada de que preocuparse, tengo unos ahorros que me sobraron del bonus que me dieron de la renuncia del trabajo de Seattle- con esas palabras calmo notoriamente mi angustia.

Me regaló una sonrisa reconfortante que me hizo enterarme de que todo estaba bien, le devolví el gesto. Mi madre se cansó de seguir viendo las noticias negativas que pasaban en la televisión y se levantó de un tiro con la excusa de que iba a preparar la comida. Realmente aún no entendía porque me había dicho el problema con la empresa a la que trabajaría, a ella no le gustaba preocuparme por sus problemas por lo que casi siempre me escondía cosas, por eso me extraño que me dijera eso.

Continué viendo las noticias del país y descubrí que el presidente cada vez estaba de mal en peor, y eso me puso a reflexionar en torno a los problemas sociales y gubernamentales de la sociedad.

Más tarde me dispuse a comer con mi madre en el comedor nuevo, porque era la primera vez que estábamos comiendo en el, solas.

-¿Como te llevas con los hermanos Moore?

Probé otra cucharada del caldo de zanahoria.

-¿Con Alterd y Abid?- asintió con obviedad-Me llevo hasta ahora mejor con Alterd aunque el carácter de Abid me cae súper bien. Alterd es un chico sincero y noble, amable y buen amigo, eso lo he visto en los casi tres días que llevamos- lleve la cuchara a mis labios-Y Abid..

Suspiré. Tomé el vaso de agua simple y le di unos sorbos.

-Abid..- alentó mi madre.

-Parece un chico complicado pero con los valores bien puestos. Porque, es muy, no lo sé. Es caballeroso y respetuoso pero no he tenido una conversación civilizada con él como para decir que podría ser mi mejor amigo.

Mi madre estalló a carcajadas, sus ojos se arrugaron mientras sus dientes blancos resplandecieron. La miré con confusión.

-¿Qué?- quise saber. La risa de mi madre era escandalosa, rebotaba como un eco por toda la cocina- Mamá ya. ¿Cual es el chiste?.

No sé callo, continuó unos segundos más y yo me resigné levemente. Hasta que su potencia fue bajando como cuando se le sale el aire a un globo.

-¿De qué te reías?

-Nada nada, son cosas mías que en un futuro te aclararé- terminó con una sonrisa neutral en su rostro. Bufé.

-Bueno pues.

El silencio resplandeció levemente entre nosotras, un silencio cómodo de familiaridad.

-Oye mamá, ¿Que hay exactamente en el cuarto detrás de las escaleras?- pregunté mostrando indiferencia pero por dentro estaba atentamente esperando su respuesta.

-¿Al que no has entrado?

-Si, a ese.

Pensó por unos segundos su respuesta.

Eternamente Tú  (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora