—Roma.
Insistió con decisión mi madre una vez más. Solté un suspiro agotador. Y es que la verdad, no quería discutir con ella pero me lo estaba poniendo difícil.
—Mamá, no hay necesidad de ir. Como te digo, solo necesito descansar.
Mi madre cerró los ojos frustrada y apartó la mirada de mi. Reacomodé mi espalda sobre las almohadas en la cama y jugueteé con mis dedos, solamente con mis dedos porque el dolor en mi muñeca me recordaba que probablemente me la había fracturado, o esguinzado. Rogué en mi interior para que no fuera así.
—Dices eso cuando alguna parte de tu cuerpo puede estar fracturada. Roma Irid.
—No sabemos si eso es certero.
—Por eso mismo deberíamos ir al doctor.
—Tal vez solo necesito reposo.
—No lo creo Roma— colocó sus manos en su cintura— Mira, te estoy dando la oportunidad de ir por las buenas y no me quiero ver en la situación de obligarte.
Se posó frente a la cama. Regalándome una mirada seria.
—Pero si de obligarte debido es como lo es con tu salud. Vamos a ir mañana al hospital— sentenció.
Cerré los ojos frustrada.
—Mamá..
—Mamá nada.
Resoplé. Pensé en una mejor solución para hacerla cambiar de opinión pero no se me ocurrió nada.
—Bueno— accedí— ¿Si voy mañana y vemos que estoy bien vas a dejar de insistir y me dejarás reposar?
Guardó silencio pensándolo.
—Esta bien.
Solté una sonrisa pequeña de agradecimiento.
—Pero solo si vemos que estás bien— bajé la mirada— Si tienes alguna fractura o algo por el estilo tomaremos cartas en el asunto.
El silencio flotó en nosotras. Hacía unos minutos que mi madre me había levantado para comer un poco. Más bien cenar porque ya era de noche. Me dijo que solo había dormido una hora por eso fue que sentía todavía mi cuerpo cansado y pesado. Todo me seguía doliendo, o al parecer las heridas que si tenían que ser revisadas porque los golpes superficiales ya casi se estaban desvaneciendo como lo eran mis brazos, piernas, y tobillos.
La muñeca seguía igual o incluso peor, pero quería ser positiva y decirme que me seguía doliendo igual. La cabeza también, pero me di cuenta de que este era un dolor más superficial, aunque claro que tras recibir hace una hora y unos minutos, fuertes golpes en la cabeza y todo el cuerpo el dolor no desaparecería solo por echarme una larga siesta.
—Bueno— asentí a su petición.
Mi madre sonrió y regresó a su actitud maternal blanda, pocas eran las veces que tomaba su papel de madre-seria, en serio. Frecuentemente ella pocas veces solía regalarme o hablarme con voz estricta, lo cierto era que me habían educado en un ambiente limpio y lleno de amor. No como sabía que habían padres que no lo eran así con sus hijos. Una verdadera tristeza.
Mi madre de acercó a mí, caminando por alrededor de la cama para llegar a mí lado. Dejó un casto beso en mi cabeza.
—Descansa mi cielo. Voy a dormir contigo pero antes voy a bajar a lavar los platos.
Asentí y ella se alejó hacia la otra esquina de la cama, donde reposaban los cubiertos de la cena en una repisa de madera. Me quedé todavía sentada en la cama, con mi espalda inclinada hacia el respaldo de la cama esperando a que ella se fuera y apagara la luz. Pero grato fue mi disgusto cuando me dedicó una última sonrisa y salió sin más. No me dejó decirle que apagara la luz.
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Eternamente Tú (En Proceso)
Mystery / ThrillerUna nueva aventura comenzará en la vida de Roma tras haberse mudado al pasado tenebroso en una ciudad de Los Angeles. El vacío atormentado que ella sentía la dejará a un lado cuando cumpla lo que el destino le dictó, regresar. Una aventura de mister...