Esta historia está en proceso de arreglarse, (esto es un borrador)
—Hemos llegado.
Alcé la mirada cuando mi madre avisó que nuestra espera por llegar a nuestro nuevo destino había concluido, mis ojos recayeron en la fachada negra de la casa frente a nosotras. Una casa de dos pisos, de arquitectura normal, paredes grises y techo negro, nada que se llevase mis asombros.
Con el renuncio de mi madre a su antiguo empleo de secretaria le habían dado un último cheque, ella creyó (que con el recién divorcio de ella y mi padre) era tiempo de mudarse para un cambio y con eso adquirió la casa.
Tenían diecisiete años de casados, según mi madre, ya era tiempo de que lo suyo acabase. Lo cierto era, de que, tal vez ya era tiempo de que se separasen, pero mi madre no estaba lista para ese cambio.
—¿Roma?
Entorné los ojos en su dirección.
—Pensé que te habías ido, ¿qué tanto piensas?— soltó una leve sonrisa.
Observé una vez más la estructura de la casa, quería decir que estaba linda, pero le faltaba mucho color, se veía muy simple.
—Nada, que ya voy a entrar a la escuela— me giré a abrir la puerta de la camioneta.
Pisé la calle al mismo tiempo que el cálido ambiente de la ciudad Asuza me recibió, estábamos en inicios de invierno y ya se comenzaba a sentir el frío. Ajusté una vez más mi sudadera roja acomodándola, mi madre bajó del coche poniéndole seguro.
—Aquí viviremos una buena temporada, esta será una casa que nos acompañará por unos buenos años— mi madre comenzó a dar su discurso motivacional, que siendo sinceros, solo la motivaba a ella.
Observé a mi alrededor, las casas vecinas no tenían gran diferencia a lo que era la nuestra, solo que cada una era de paredes diferentes, la nuestra era la única que se veía solitaria y triste. Las calles eran angostas y lisas, hoy era domingo, por lo que supuse el porqué estaba tan vacío nuestro alrededor. Suspiré profundamente, a este cambio no sabía que pensar ni sentir.
Mi madre me indicó que nos adentráramos a lo que sería de ahora en adelante nuestro hogar. Caminamos por el pequeño tramo de pasto artificial de la entrada, me embriagó un sentimiento cálido que me hizo tragar, entrecerré los ojos.
Cuando cuzamos el umbral de la puerta nos recibió una sala completamente vacía, mi madre había sido tan precipitada que se había venido antes de que el camión de la mudanza llegase, lo único que podía detallar era el piso gris de alfombra y las paredes marrón, la sala era de tamaño mediano, las ventanas estaban del lado derecho.
—Bueno— comentó como si se hubiese querido encontrar, como en las películas, con una casa muy hermosa, arreglada apenas entrar— El camión llegará mañana.
Volteó a ver a su alrededor, topándose con nada. Sin embargo, su sonrisa de satisfacción no abandonaba su rostro. Ella era muy entusiasta a pesar de que la situación no lo dictara así.
—Tengo tiempo para terminar de quitar el polvo y ver bien donde voy a acomodar todo — entró a lo que parecía ser la cocina, pero antes asomó su cabeza por la puerta en mi dirección— Puedes ir escogiendo tu habitación, no las he visto, tienes suerte, a lo mejor así te agarras la más grande.
Asentí sin mucha emoción.
Subí a la segunda planta por las escaleras de madera, una que otra rechinaba levemente. Eso hubiera sido lamentable para mí si fuera una chica fiestera que se la pasara llegando a altas horas de la noche y subiera por estas escaleras parlantes, lástima que yo no iba a fiestas.
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Eternamente Tú (En Proceso)
Misteri / ThrillerUna nueva aventura comenzará en la vida de Roma tras haberse mudado al pasado tenebroso en una ciudad de Los Angeles. El vacío atormentado que ella sentía la dejará a un lado cuando cumpla lo que el destino le dictó, regresar. Una aventura de mister...