Ella se sentía muy sola en un mundo que era ajeno al dolor que ella sentía. Siempre rodeada de muchas personas y a la vez de ninguna.
Hasta conocer a ese peculiar grupo de superhéroes.
Donde conocería a personas muy parecidas a ella, donde por prim...
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Era casi palpable la tensión que había en la habitación. Leyla mentiría si no dijera que estaba demasiado nerviosa, más que nada por la mirada que aquel chico le había dado antes de salir por la puerta. Sin duda Jason estaba enojado, y más después de la charla que había tenido con el mayor, así que trataría de descargar su odio con la culpable de todo lo que había pasado. Cosa que la chica no pudo evitar pasar desapercibido.
En este momento se encontraba con Dick frente a ella, la hora de las preguntas había llegado, al igual que la hora donde Leyla tenía que inventarse toda una historia. Lo que le resultaba difícil, ella era un asco mintiendo, así que haría lo que pudiese y si el insistía esperaba que comprendiera que no era un tema del que le gustase hablar.
— Bueno... Primero que nada; ¿Tienes familia? ¿De dónde eres?... —se aventuró a preguntar el mayor. Justo las preguntas que ella no quería responder.
Dick no pudo evitar ver que la chica se había puesto nerviosa, quería omitirle pasar por ese mal momento, sin embargo esas preguntas eran vitales para él.
— eh-h... —empezó a hablar la pelimorada con muchos nervios— yo no tengo familia, estoy sola... y pues, y-yo no tengo un lugar fijo, siempre estoy cambiando de lugar —respondió con incomodidad.
Los siguientes minutos Dick se encargó de hacerle preguntas no muy relevantes o incómodas para hacerla entrar en confianza y le fuese más fácil preguntarle acerca de sus poderes. Y había llegado el momento de hablar serios.
— Bien, ahora necesito que seas completamente sincera con lo que voy a preguntar ¿de acuerdo? —la chica solo asintió— ¿Cuáles son tus poderes? Y ¿de dónde los obtuviste?
Leyla desvió la mirada y dudó en que responder. Definitivamente no sabía cómo explicar sus poderes, y aún tenía miedo de decírselo a un completo extraño. Tampoco quería revelarlos así como si nada, trataría de omitir ciertos detalles. Sin dudas estaba cansada de siempre huir y cargar con ese peso, así que revelarles un poco de ella esperaba no fuera tan malo, tal vez en un futuro podrían ayudarla, y si no, ya era algo que le daba un poco igual.
— Es algo difícil de explicar... tengo como otra parte dentro de mi, mi parte mala —dijo con la mirada baja— cuando estoy en peligro o me enojo, ella sale, me controla. Es raro, tienen poderes extraños, incluso puedo volar o levitar algo así. También puedo hacer lo que pasó en la mañana —mencionó lo ultimo un poco avergonzada por lo que había sucedido.
Todo lo que había dicho para Dick era algo confuso, tenía más similitudes con Rachel que las que él creía. No sabía que estaba pasando y era algo que le asustaba.
— ¿lo puedes controlar?
— mhm... la mayoría del tiempo sí, aunque hay veces en las que colapso y pasan cosas... También si me enojo demasiado o estoy asustada ella sale y hace cosas que tal vez después me arrepiento, es complicado —suspiró con pesadez.
— Bien, entiendo... —Dick paso su mano por su cuello en señal de nerviosismo— ¿has lastimado a alguien? —pregunto un poco incómodo.
Esa pregunta logró incomodar a Leyla, por un momento se quedó pasmada en su propio lugar. Ella había lastimado a más personas de las que quisiera. Pero en su defensa podría decir que algunas de esas personas era porque querían hacerle daño. Trataría de omitir a las personas que simplemente querían saber más de ella y por sentirse asustada las lastimó, aunque fueran inocentes.
— Lamentablemente si... pero o era por defensa propia, o estabas en el momento equivocado —admitió con pesar.
Dick solo asintió y siguió con las preguntas. Si ella iba a quedarse quería asegurarse de que no se iba a poner en su contra o les iba a hacer algún daño.
[...]
El sudor bajaba por la frente de Leyla. Tenía la respiración agitada y la cara roja. Al igual que sus nudillos, pese a que una venda los cubría, el golpear tanto y de esa feroz manera habia logrado que empezaran a sangrar.
Después de las preguntas Dick le enseño las salas de entrenamiento y le dijo que si quería podía entrenar un poco o algo. Sin embargo, al parecer habían llegado en un mal momento; pues Jason estaba enojado y les decia algunas cosas a los otros dos chicos quienes también los veían con un poco de enojo y dolor. Leyla hubiese deseado no llegar en ese momento, porqué apenas Jason la vio le empezó a decir de cosas, cosas que aunque nadie lo notó le habían dolido hasta el alma. Él tenía razón, ella no pertenecía aquí y posiblemente nunca lo haría. Después de eso él salió de la sala mientras el mayor iba detrás de él, seguido de los otros dos quienes la miraron con un poco de lástima y ofreciéndole disculpas por el comportamiento de su compañero.
Ella sentía que la tristeza iba a consumirla y que en cualquier momento iba a descontrolarse, por lo que trató de buscar algo para despejarse y sacar todo lo que tenía dentro. ¿Qué mejor que un saco de box? Había empezado a golpearlo con un poco de fuerza, en ningún momento se dio cuenta que cada vez su fuerza era mayor y que sus manos se estaban yendo a la mierda.
Mientras golpeaba no pudo evitar soltar algunas lágrimas, no solo estaba sacando lo de hace un rato, si no todo. Todo lo que había pasado en tanto tiempo, todo lo que había hecho. Al parecer algo estaba empezando a ir bien en su vida, había conseguido un equipo o algo así, sin embargo el hecho de que Jason la odiara y le dijera sus verdades de tal manera la hacía pensar que no duraría mucho. Se preguntaba si realmente iba a lograr estar un tiempo con ellos sin colapsar, lo dudaba si Jason estaba detrás de ella diciéndole cosas que le hacían trizas el corazón.
Solo quería huir, lejos. O terminar con ella misma, así no lastimarla a nadie más, y tampoco sería un estorbo para nadie. Las lágrimas pudieron con ella y dejó de golpear aquel saco. Se sentó en el suelo y se abrazó a si misma, sentía que perdía las esperanzas acerca de todo. Miro sus manos y con dolor saco las vendas, tenía los nudillos llenos de sangre y alcanzaba a ver su piel viva. Intentando olvidarse del dolor saco unos cigarrillos de la chaqueta que tenía puesta y lo encendió. Fumo y exhaló el humo con lentitud. Sintió como sus músculos se relajaron y logró sentirse un poco mejor, sin embargo las lágrimas y el dolor seguían allí.
Se quedó un tiempo así, solo tirada en aquel suelo observando la ciudad desde el ventanal que había en aquella sala de entrenamiento.
Sin saber que todo ese tiempo un chico estaba detrás de la puerta entre abierta observándola...
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Holaaaaaaa, perdón por tardar pero aveces no me llega la inspiración:(((((
