Ella se sentía muy sola en un mundo que era ajeno al dolor que ella sentía. Siempre rodeada de muchas personas y a la vez de ninguna.
Hasta conocer a ese peculiar grupo de superhéroes.
Donde conocería a personas muy parecidas a ella, donde por prim...
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Lo que sentía en ese momento era algo que creyó no poder sentir en mucho tiempo debido a las circunstancias.
Paz.
Eso era lo que Leyla sentía en esos momentos, y era algo que le sorprendía y le aterraba al mismo tiempo, pues con el tiempo había aprendido que nunca iba a poder estar plenamente tranquila.
Para ella la paz solo era una fase de transición a lo que se avecinaba, pues cada vez que se sentía tranquila era por un corto tiempo ya que después seguía lo peor. Era un ciclo sin fin, no tenía idea de cuándo iba a parar pero hasta ahora solo quería disfrutar, que por más corto que fuesen esos momentos fueran los mejores.
Habían pasado varios días después de que el equipo se separara, pues al parecer Dick había decidido contar la verdad acerca de Jericho. Al instante cada uno había tomado caminos diferentes y habían abandonado la torre, a excepción del peliverde quien se había quedado con el mayor. Pese a que no quería dejar solo a su mejor amigo ni a Dick, Jason la había convencido de ir con él.
No odiaba a Dick —como los otros que al parecer si—, pues ella no era quien para recriminarle sus errores ni culparlo de algo que no sabia del todo, además de que, tal como él había hecho con ella, creía que todos merecían una segunda oportunidad. Le debía tanto a aquel hombre, si él no la hubiera salvado aquella noche, si no la hubiera llevado con él probablemente nunca hubiera conocido a ninguno de ellos, y peor aún, probablemente ni siquiera siguiera con vida.
De todas formas tampoco quería dejar a Jason, después de todo lo que había pasado no podía dejarlo solo, por lo que accedió a ir con él, de todas formas confiaba en que Dick y Gar estarían seguros en la torre.
— Buenos días preciosa —la voz de Jason saco a la chica de sus pensamientos, el chico se sentó en su lugar y beso el hombro de la chica.
— Tardes, mejor dicho —contestó, y giró su cabeza para darle un beso en los labios.
— ¿Porqué me dejaste dormir tanto? —preguntó con una sonrisa el chico, Leyla llevaba despierta aproximadamente una hora; en la que se había dedicado a admirar lo tranquilo que se veía Jason mientras dormía, y donde también se la pasó pensando en cómo estarían sus amigos.
— Estabas cansando... atrapamos a tres grupos de traficantes.
— Oye —dijo Jason con un tono de reclamo, aunque de broma— con dos me hubiera bastado.
— No es cierto —la chica conocía a Jason y sabía que dos no eran suficientes para él, además de que a ella tampoco le molestaba seguir lastimando a gente mala, después de todo su otra Leyla podía salir y se sentía más liberada, por lo que el resto del tiempo podía estar más tranquila y no tenía que escuchar una incesante voz en su cabeza pidiendo sangre— querías ir por otro.
