𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆;

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maratón 3/3

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7 años atrás


     En la oscura habitación se scuchaban los sollozos de la pequeña niña de doce años, la pequeña estaba echa un ovillo en el suelo mientras las lágrimas resbalaban de sus ojos. Minutos antes su padre la había castigado con una especie de maldición que la había hecho retorcerse de dolor y casi se le había ido la voz de gritar tanto.

El motivo de aquello era que la pequeña no había cumplido con el mandato su padre —y era algo justificable ante los demás, pero no ante su padre y su familia—, le había ordenado torturar a dos hombres que se habían negado a cumplir con sus órdenes. La pequeña niña de cabellos morados era especial, había heredado varios poderes de su padre al igual que había adquirido otros desconocidos, eso a la vista de su padre era espectacular; su niña era su nueva arma.

Su padre estaba furioso de que su hija se reusara a usar sus dones para el beneficio de él, ella tenía que ir aprendiendo como eran las cosas en la familia y como tendría que llevar esas responsabilidades en un futuro, quería tener una buena sucesora para seguir esparciendo el mal por el mundo.

Alguien apareció en una esquina de la habitación, el hombre miró a la niña que agonizaba de dolor e hizo una mueca, se dirigió al otro hombre en la habitación con una sonrisa ladina.

— Veo que aún no se ha enderezado ¿Eh?

— Trigon... hermano mío —saludó el hombre mientras limpiaba sus manos manchadas de sangre de su pequeña— como ves me esta dando más problemas de los que esperaba, pero no te preocupes, se que pronto corregirá ese comportamiento.

— Por supuesto que si, sabes que no tengo problema en ayudarte con eso —respondió Trigon con una sonrisa maliciosa—de todos modos no vengo a eso Argon, vine a dejar esto.

El hombre dejó un pergamino enrollado sobre la mesa y antes de desaparecer dio una última mirada a la pequeña que tiritaba en el suelo, recordándole a su hija.

Argon tomo el pergamino y lo abrió para leer, leyó con sumo cuidado todo el contenido y no pudo evitar fruncir el seño, como odiaba a los estúpidos humanos.

— Bien niña, de pie —ordenó mientras se sentaba en el sillón de cuero, la pequeña se levantó con miedo y se acercó a su padre— es hora de que empieces a ser como tu padre.

La niña sabía a que se refería y tembló de terror, ella no quería hacer lo mismo que su padre, estaba muy asustada, estaba consiente de que en algún momento eso iba a pasar pero no esperaba que tan pronto.

𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐭𝐢𝐯𝐞 ;; Jason Todd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora