8.

71 3 6
                                    

Era martes, a las ocho de la mañana tenía que estar en la productora para ponerme a trabajar. Papá y los chicos estaban pensando en grabar un álbum con algunas canciones que jamás salieron a la luz y yo me había desligado bastante de mi trabajo.
Me levanté de un humor pésimo, estaba enojada conmigo misma.

Cuando llegué al edificio de la productora, subí por el ascensor y entré en nuestro piso, dando un portazo, a lo que Gerard y los tíos se giraron a verme.

-¿Vanya, qué tienes? - se me acercó papá.

- Nada, Gee... Mal día.

Me dio un abrazo como los que solía darme siempre que estaba triste o enojada. Eran diferentes a los otros, no sabría decir en qué pero siempre lograban reconfortarme.

- Ya, no importa, vamos a trabajar - me zafé.

Me senté en la consola con mi computadora y los tíos y Gerard entraron a grabar.
Mi cuerpo estaba aquí pero mi mente estaba en la terraza de Andrew, repitiendo una y otra vez la escena donde quedé como una imbécil.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que jamás noté que los chicos habían dejado de tocar y me estaban viendo en silencio.

- ¿Qué ocurre? - pregunté.

- Chicos, vamos a tomarnos un descanso - sugirió Gerard y salió de la cabina - Ven, Vanya, Quiero hablar contigo.

Lo seguí a una habitación contigua en la que cerró la puerta cuando entramos.

- Quiero saber qué te pasa.

- No me pasa nada - mentí cruzándome de brazos.

- Vanya, te conozco y algo te ocurre que estás así de distraída y de mal humor. ¿Ocurrió algo ayer con Andy?

Yo resoplé al oír su nombre, por lo que papá comprendió que tenía que ver con Andy.

-¿Qué te hizo?

- Él no me hizo nada, fue mi culpa. Me comporté como una idiota. - dije sentándome en uno de los pequeños sofás que habían en la habitación.

- Te escucho - se sentó junto a mí y tomó mis manos.

Tomé aire para comenzar. Me sentía tan estúpida, pero mi padre era muy bueno dando consejos y era bueno escuchando, por lo que le conté todo lo que ocurrió ese día.

- Luego por la tarde subimos a la terraza a ver el atardecer y nos besamos otra vez. Yo no le dije nada, pero el beso me gustó y sí estaba de acuerdo con ello, pero él comenzó a disculparse porque entendió que yo no quería que me bese, y no logré decirle nada y ahora me debe estar odiando.

Gerard suspiró. Me había comportado como una adolescente idiota y él lo sabía.

- Bueno, hija... Si tú querías que eso ocurriera, ¿Por qué no se lo hiciste saber cuando comenzó a disculparse?

- ¡No lo sé! - hundí mi cara entre mis manos - No lo sé, no pude hablar. Me gusta Andrew pero a estas alturas debe de pensar que soy una niña inmadura que corre por un beso.

- Deja que ambos se calmen hoy pero mañana prueba a hablar con él. Dile lo que sientes y piensas al respecto - puso su mano en mi espalda.

- Debe odiarme en estos momentos.

-¿Odiarte por un simple beso? Le gustas a Andy y es un buen muchacho, dudo realmente que te odie.

-¿Y si me rechaza? Hice algo tan estúpido.

- Si te rechaza pues acéptate tú. No es el fin del mundo, Vanya. La única manera de saber qué piensa es hablando, no corriendo a lamentarte.

- Gracias, papá. - le di un abrazo y Gerard besó mi cabello.

Famous Last Words II • Gerard WayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora