Prólogo

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Ranko caminaba por los pasillos del palacio con una charola repleta de cuencos, el velo sobre su cabeza le ocultaba la cabellera marrón a medio despintar

Con prisa se dirigía a la habitación principal del lugar, esa que alguna vez soñó habitar con la moribunda joven que ahí residía. Había sido un milagro llegar hasta donde estaba, nadie sospechó de su verdadera identidad gracias a las mentiras

Se sentía como si su vida hubiera sido una gran treta, nada más que una falsedad. Pero esta vez había algo por lo cual mentir, algo más importante, alguien que lo haría arriesgar su vida e incluso tomaría veneno de sus manos

Los guardias de la puerta tal como esperó, le bloquearon el paso —¿Quién eres? ¿Dónde está la señorita Plum?

—La señorita Plum está indispuesta, me han mandado a traerle la comida a su Majestad— respondió haciendo su voz más dulce

—¿Por qué llevas un velo? ¿Qué ocultas?— sin previo aviso el guardia le levantó la tela que cubría su rostro. En el acto, los orbes del varón perdían la furia —No puede pasar, sin una orden de su Majestad Safron— volvió a negarse regresando a su rígida posición 

—Pero si su Alteza no come...

—¡Te dije que no!— gritó a punto de golpearla

—No le hagas problemas, es solo una odalisca— su compañero decidió no generar un escándalo. Sería castigado si dejara que se oyeran los gritos —Vamos a dejarla entrar

A regañadientes aceptó el mandato de su superior. Ambos se movieron de la puerta dejándola entrar

Suspiró pesadamente, por un momento creyó que lo habían descubierto —Con permiso— se adentró con pasos livianos; el ambiente estaba escaldado gracias a los vapores que despedían las vasijas de medicamentos, sin embargo al respirar esos aromas se sintió mareado de inmediato

Con cuidado avanzó hasta la cama cubierta por telas que descendían desde el techo; colocando la charola en la mesita de a lado. Tragó grueso mientras abría la cortina con lentitud

En cuanto tuvo vista del interior sintió el alma abandonar su cuerpo y las lágrimas agolparse rápidamente en sus ojos

Se mentalizó para ese momento, desde que Gosunkugi le informó la situación en el palacio. Más no imaginó lo devastadora de la imagen de Akane postrada y enferma

Con la mano temblorosa tocó su pálida mejilla. Toda ella que antes rebosaba de vitalidad ahora parecía una pantomima de la princesa que conoció alguna vez —A... kane— susurró tenuemente, llamándola a la vigilia nuevamente —Akane— repitió más preocupado, acercó su dedo índice a sus fosas nasales asegurándose de que aún estuviera respirando —Akane— volvió a llamar esta vez más fuerte. Al tiempo levantan el velo teniendo claridad del panorama

Con pesadez los ojos color almendra fueron abriéndose, titubeantes; debido a la luz parpadearon repetidas ocasiones para acostumbrarse a la vista. A pesar de que su semblante seguía siendo el mismo, su sorpresa acrecentó diez veces en el interior

Los ojos tormentosos que la vieron durante ese año y medio de convivencia para después volverse una pesadilla constante luego del exilio le provocaron derramar lágrimas retenidas desde el día de su boda —Ranma— musitó con tanta delicadeza que ni siquiera podía ser considerado un susurro

Él se sorprendió de que, aún, con su forma maldita y todo ese disfraz,  reconociera al instante. No sabía si era alentador o si ella se pondría a gritar llamando por guardias para sacarlo de ahí, dudaba ampliamente que su "amado" esposo le hubiera dicho una palabra de su descabellado e inhumano plan

Por consecuente, ella podría interpretarlo como un intento de asesinato, ya que después de cómo terminó su relación, ella lo veía como un criminal en busca de su poder

—Él la ha matado...— contra toda la paranoia de su mente, la confesión le hizo abrir los ojos hasta su límite —Y... Planea hacer lo mismo conmigo— completó dándole a entender que sabía las intenciones de Safron

Akane no tenía idea si el cometido de Safron ya estaba hecho. Lo más probable es que ya estuviera muerta y en un delirio como consuelo de los dioses le dejaran ver a ese amado muchacho que nunca dejó de querer, de una manera extraña pero que le confortaba si ese era su último aliento. Le confesó lo que ya no pudo decirle a nadie después de ser confinada en su habitación sin oportunidad de escape gracias a todos los sedantes, pociones. Llevándose toda su buena salud, su fuerza y su carácter

—No voy a permitirlo— sentenció Ranko con el ceño fruncido al punto de formar casi una uve con sus cejas —Nunca— con rapidez la destapó arrojando todas las mantas lejos y la tomó en brazos —Nos vamos de aquí— más ella no logró escucharlo pues volvió a caer inconciente

Él no esperó verla tan mal, se alguna u otra forma creyó que Hikaru estaba exagerando con su condición. Sin embargo era peor de lo que incluso podría imaginarse

Se quitó el kimodo de criada y el velo para quedar solamente en una vestimenta blanca mucho más ligera, ya en ese estado se vertió la tetera de agua caliente para regresar a su verdadera forma, convertido en hombre sería mucho más fácil escapar

Cargó con ella hasta la ventana donde previamente colocó futones para amortiguar la caída y desenrrolló la soga que ocultó bajo la charola, atandola a una columna de la habitación. Con cuidado se afianzó el cuerpo de la joven evitando maltratarlo

No obstante, su mala suerte le volvió a jugar en su contra, los pasos pesados de alguien se oían cada vez más cerca por el pasillo, maldijo por lo bajo comenzando a sudar frío; que no fuera lo que estuviera pensando

Comenzando a descender por la pared lentamente debido a la resbaladiza madera a pesar de ya no ver el interior de la habitación se escuchó claramente la reverencia de los guardias a su figura de autoridad maxima

El emperador...

Safron

—¡Guardias!— El soberano contempló la escena en cuanto se abrió la puerta, agua regada por todo el suelo, ropa de odalisca arrojada sobre la cama donde ya no se encontraba Akane y una soga haciendo movimientos gracias al peso que seguramente se sujetaba de ella. No tardó ni dos segundos cuando ya estaba desenfundando su katana, de un movimiento simple cortó el salvo conducto para que Ranma y Akane llegaran sin lesiones hasta el primer piso

Al instante el peso de los dos se precipitó sin piedad al suelo, el azabache intentó por todos los medios recibir la mayoría del golpe, cayendo de costado sintió el aire abandonar sus pulmones con el impacto

—¡Secuestran a la su Majestad Akane! ¡Detengan al criminal!— acusó Safron utilizando una voz llena de pánico asomándose por la ventana. Pudo atisbar la cabellera negra de su enemigo —Saotome— susurró apretando los dientes

Ranma corrió todo lo que le permitían sus piernas, abrazó a Akane fuertemente corriendo hasta su única vía de escape

Arriba, los guardias acudieron al llamado de su monarca, no obstante el  rostro desfigurado de Safron denotaba su molestia; sin piedad o algún signo de duda cortó a ambos hombres por el cuello provocándoles una hemorragia mortal —Inútiles— masculló apuntándose con la filosa hoja de metal

De tajo deslizó el arma hasta ver como se le manchaba la ropa de rojo, tal como esperó, Ranma ya no estaba, dejó caer su espada al lugar donde minutos antes se hallaba su enemigo. Agregarle dos homicidios y una lesión al emperador a su crimen solo haría que terminase decapitado. 

Poliandría II El rapto de la reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora