Sanyūichi

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—Akane, acercate. Quiero presentarte a Azafrán, tu nuevo guardaespaldas personal.

La emperatriz de Nerima se quedó asustada por lo que oyó. Incapaz de moverse o siquiera respirar.

—El príncipe Azafrán decidió eliminar a Shampoo del tablero. Así que ve a la capital ahora mismo.

—Pero, la amazona aún no se vuelve emisaria. Fue su Alteza Real quien me pidió instigarla para alcanzar el puesto —Naguri se quejó—. Creí que una vez lo obtuviera la eliminaríamos y yo obtendría su posición.

—No cuestiones. Solo obedece. Su Alteza quiere los detalles de la situación en el oeste, dado que no enviaste ninguna misiva para informar la partida secreta de la emperatriz apresurate a enmendar tus errores.

—¿No envié ninguna? ¡Imposible! Informé la movilización secreta, también la existencia de cañones en la embarcación de Poliandría.

—¿Cañones? —la voz del otro sonó tremula—. Su Alteza Real no recibió ninguna misiva. —Antes de que pudiera por algo más, un soldado corrió a la tienda militar para informar los avances implacables del ejército enemigo—. Maldita sea. Seguramente ya saben que eres un espía e interceptaron tu mensaje. Sal de la zona de conflicto primero y ve a un lugar donde puedas enviar las misivas de forma segura. Yo me encargo del ejército contrario ¡Guardias! Llevenla a la capital.

Akane finalmente salió del aturdimiento, no debía permitir que ese mensaje llegara a su destino. Con sigilo se mantuvo siguiendo a la escolta de Shampoo, observando como era transportada en un carromato mercante a las afueras del campamento. Apretó los dientes en medio del dilema. No había nadie detrás de ella para cubrir su espalda ¡Pero tampoco es que pudiera llamar a más refuerzos estando tan lejos de la batalla!

Si fuera una princesa, sin dudar seguiría al vehículo hasta frenarlo, sin embargo no podía desperdiciar su vida. Además, Sasuke seguramente intentaría matar a Shampoo; tras oír la discusión entre estas personas comenzó a creer que incluso la misma Shampoo no tenía idea de que su guardaespaldas era una espía de Tohoku. Es decir, planeaban matarla de cualquier forma.

La silueta del carromato se volvió cada vez más distante, dejándola sin tiempo ni opciones. Miró alrededor tratando de encontrar algo para su propia defensa, hallándose un arco. Tomando el arma se echó a perseguir a Naguri sin otro pensamiento.

En la batalla, Sasuke intentó atacar a Shampoo pero falló, la mujer era terriblemente hábil en la lucha e incluso admiró su capacidad de liderazgo, al grado de avanzar con la caballería sin gran dificultad entre los enemigos. Él no pudo demostrar demasiado de su mano o sería descubierto. Su gama de técnicas eran de uso exclusivo para la protección de la familia imperial de Nerima. Además, no encontraba a la emperatriz por ningún lado, su prioridad siempre sería ella.

Dejó de lado sus ataques con la señora del oeste a favor de peinar la zona aunque sin éxito. El sudor frío lo invadió empezando a desesperarse. Ya no importaba Shampoo, debía encontrar a la emperatriz antes de que sucediera una catástrofe. Corrió directamente hacia el contingente de arqueros de Akane revelando su identidad antes de ser convertido en puercoespín—. Sigan hacia adelante hasta eliminar el campamento enemigo.

Ante sus órdenes, la brigada vociferó entusiasmada. Si el samurái Sasuke estaba aquí, la emperatriz también debería estarlo.

Por su lado, ella seguía corriendo detrás de Naguri, se habían alejado de la zona con velocidades bajas debido a la herida de la mujer, aunque solo llevaba a dos personas con ella todavía tuvo cautela, seguramente esos soldados poseían un gran nivel de artes marciales. Afianzó el agarre sobre su arco antes de saltar a la copa de un árbol apuntando al conductor.

Poliandría II El rapto de la reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora