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Después de que Shampoo fué evidenciada se sintió como si un bloque de hierro hubiera chocado contra ella. Demasiado molesta para refutar simplemente paso a presentar sus respetos al emperador —Bendiciones a su Majestad Safron— reverenció. Sus ojos estaban llenos de insatisfacción pero luego de aquel fiasco y su restricción para participar en la subasta se sintió completamente apática

Siempre había sido una mujer audaz que conseguía sus objetivos con pocos movimientos. En realidad ella había sobornado a la gente del palacio para que le siguiera la corriente con su acto. Muchos de los presentes habían aceptado en la superficie pero pronto se dió cuenta de que nadie la siguió hacia el precipicio. Planeaba hacer algo similar a un golpe de estado más sus supuestos aliados se echaron atrás en el último momento. Safron le indicó que podía levantarse ignorando el hecho de haber sido despreciado momentos antes

Quien sabía que todos los invitados llegaron a tiempo excepto ella, molesta de los resultados juró internamente vengarse de las personas que la hicieron quedar en ridículo hoy. No se expuso más ante ellos asumiendo una postura firme, podría haber sido humillada pero aún tenía columna vertebral para erguirse recta

El resto encontró esto inesperado, no podían apartar la vista de su forma en retirada ¿Era ella realmente tan audaz para mantenerse altiva? O acaso ¿Tenía los medios para serlo? De pronto las personas que a propósito la aconsejaron de ser insolente la estimaron dentro de sus ojos. Por supuesto, eran personas que llevaban años soñando con derrocar el Imperio de Poliandría aunque sin éxito. Sin duda, esta joven era una herramienta útil para la posteridad

De todo el lote, la mirada más satisfecha fué la de Safron, necesitaba que esta mujer estuviera dispuesta a luchar contra Akane sin ningún miedo. Sólo de esta forma podría aprovechar para hacerle un nombre a Kiema dentro de la población en general. Por ahora, su expresión no había cambiado desde el principio, más un brillo siniestro se asomó en sus ojos dorados

Paciencia, se dijo

Después de aquello, Tofú que estaba sentado en la sección de la familia real debido a su matrimonio con Kasumi, asumió una posición jubilosa llamando a los músicos —Adelante adelante, sigan con la música— aplaudió instando a reanudar la celebración. Después de intercambiar algunas palabras amables, Akane se colocó recta en asiento desde lo alto para acallar a la multitud

—¡Atención, su Majestad Akane tiene palabras para decir!— Sasuke habló en voz alta desde su posición tras ella para indicar que estaba a punto de hablar

La joven asintió colocando sus manos sobre su regazo con una expresión afable y benevolente, ella dijo: —Me gustaría agradecer a todos los su presencia— su voz no era fuerte pero era clara y perfectamente audible —Este día estoy celebrando un aniversario más, por lo que me gustaría compartir con ustedes las bendiciones que los dioses tienen para el Imperio, por favor— dichas estas palabras, las puertas laterales del salón se abrieron para dar paso a una fila larga de sirvientes con los alimentos. Cada sirviente se dirigió a una mesilla individual para depositar elegantemente los manjares que aunque eran simples, abrían el apetito con sólo olerlos

Picollet ingresó con un ayudante para presentar personalmente el plato de Akane y Safron. Se inclinó con respeto proclamando sus bendiciones y el deseo de que fuera satisfecha por su comida. Luego volvió a reverenciar antes de alejarse nuevamente. Debido al protocolo de etiqueta en el Imperio,  nadie podía empezar a mover sus palillos antes que la emperatriz. El resto se sentó solemnemente mientras la joven de pelo azulado juntaba ambas manos para pronunciar itadakimasu¹, posteriormente, tomó el cuenco de sopa y sus palillos para degustar el primer bocado

El resto imitó su acción de juntar sus manos a la altura de su pecho y agradecer los alimentos. El banquete había empezado formalmente, las charlas fueron sustituidas por el sonido indistinto de la multitud comiendo. Un tiempo después Akane terminó antes que todos como dictaba la tradición y repitió el acto de llevar ambas manos a su pecho para agradecer con un gochisosama², los demás fueron presentando sus cuencos vacíos imitandola a su vez. La servidumbre entró organizada para levantar los platos vacíos y servir rondas de sake. Cada mesa tuvo un sirviente a lado para poder rellenar las copas vacías cuando fuera necesario. De esta manera, la bukafu del Norte se levantó para alzar su copa y pronunciar bendiciones hacia Akane —Este sake de ofrenda. No es alguien como yo quien lo produjo, sino que es obra de Ōmononushi³,
aquel que hizo el Imperio de Poliandría. ¡Por muchos años,
por muchos años, ruego que dure su gloria!⁴— luego alzó las manos con la copa en señal de ofrenda

Poliandría II El rapto de la reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora