Nijūni

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Shampoo. Ciertamente, no se había tomado ninguna molestia con ella. Sabía de su historial como nieta de una ex emperatriz, de su audacia y estrategia. Sabía sobre su educación, sus habilidades combativas, pero nada más allá de eso. Aunque el puesto que se le otorgó fue decidido en acuerdo mutuo del Consejo. Como opinión personal, Akane no le habria otorgado el título. La rama oeste siempre fué la mano derecha del Imperio y la de cabello morado no era precisamente amistosa. No obstante, al final el panorama general fué de mayor prioridad que cualquier disputa interna.

Tras haberla expuesto con una muestra de fuerza de su mano la joven de pelo morado no parecido haber hecho muchos movimientos más en su contra, en contraste se enfocó en su verdadero trabajo. Soun miró a su hija con duda, él también se cuestionó que hacía una bakufu cardinal aquí.

—Voy a recibirla— respondió. Luego se levantó de su asiento. —Emperador viudo, debería volver por el momento. Si encuentro una respuesta se la haré saber de inmediato— sonrió poniendo una mano en el hombro diestro del mayor.

Soun asintió. Debido a que su madre había tenido problemas de salud, no pudo traerla para hacer compañia a su hija. Había ciertos asuntos que él no se permitió preguntar desde ninguna posición. Al salir del estudio imperial, el emperador viudo se reunió con los shinsoku para pedirles una purificación del Palacio. Con las buenas nuevas en espera, era de vital importancia bendecir cada rincón del lugar.

Así mismo, Akane envió a Shampoo al salón de audiencias, solo los miembros de su familia o los sirvientes inmediatos podían ingresar a su estudio. Cuando llegó, no esperaba que la mujer en cuestión le reverenciara correctamente, sin embargo la etiqueta que mostró Shampoo la dejó por un momento sin habla. —Puedes levantarte— indicó Akane ordenando a una odalisca que trajera un asiento para la invitada. —La bakufu del oeste ha hecho un viaje largo. Continúe— indicó señalando la silla recién llegada.

Shampoo hizo caso a sus palabras diciendo con cortesía. —Gracias a su Majestad— luego adoptó una postura recta con las manos sobre el regazo.

Aún más desconcertada por el cambio de actitud, Akane comenzó a albergar sospechas, pero sin una pista concreta todavía, quiso averiguar a qué vino primero. —La bakufu del oeste parece tener noticias, debido a la repentina visita— obviando su extraña aparición la incitó a hablar.

Contrario a lo que esperaba, Shampoo realmente confirmó esas palabras. —Para responder a su Majestad. Es un asunto apremiante, es por ello que llegué sin ningún anuncio previo. Espero sepa disculpar mi atrevimiento— la forma respetuosa de hablar sembró todavía más dudas en Akane ¿Era la responsable detrás del envenenamiento? Aunque no era un secreto su aversión contra ella, tampoco pensó que llegaría tan lejos. La diferencia de su comportamiento anterior y actual eran un nadir completo.

—Entonces la bakufu del oeste puede saltarse las formalidades y continuar con su mensaje— dictaminó la emperatriz adoptando una posición más seria.

Shampoo se aclaró un poco la garganta, el profesionalismo que emanaba de ella incluso cambió la atmósfera. —Su Majestad, las tripulaciones de barcos pesqueros han detectado movimiento extraño en las aguas. Al principio pensamos que eran barcos comerciantes del Gran continente, pero los avistamientos siguen aumentando a medida que crece la temporada de pesca. Además, lucen diferentes.

¿Avistamientos de barcos? Aunque el mar era extenso y cualquiera podía navegar a traves de él, no fué un sin nombre el que poseyó un navío para desplegarse con libertad. —¿Qué clase de barcos eran?— cuestionó Akane con prisa. Lo último que necesitaba era un grupo de saqueadores marítimos. Con la guerra en marcha incluso los suministros de pescado eran valiosos a pesar de la temporada abundante.

Poliandría II El rapto de la reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora