VI. Injusto

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Él castaño bostezó por quinta vez en lo que llevaba de clase, era él último bloque del día y Dazai no podía esperar para que la campana sonara poniendo fin a las clases. Hoy era un día especial, porque por fin después de meses podría ver a Chuuya fuera de la escuela, y quería aprovecharlo al máximo.

Le era casi imposible ocultar lo feliz y ansioso que estaba por pasar tiempo a solas con su amigo de la infancia, sólo Chuuya y él, como debía ser.

No pudo evitar sumergirse en sus propios pensamientos con tan sólo imaginar las miles de cosas que harían y las nuevas formas que encontraría para molestarlo, y es que no podía evitarlo, ver al pelirrojo avergonzado por sus palabras era una de sus cosas favoritas en el mundo.

No mucho tiempo después, fue sacado de sus pensamientos cuando sintió como algo chocaba contra su cabeza para luego caer al suelo.

Era un avión de papel mal hecho que de milagro lo había alcanzado.

Miró por todo el salón hasta que sus ojos se toparon con Ranpo, quien le hacía señas para que abriera el papel y leyera lo de adentro.

¿Cuanto y que apostamos esta vez?

Dazai elevó la ceja sin entender muy bien a lo que se refería, tenía una ligera idea, pero quería asegurarse.

Él otro chico rodó los ojos para darse vuelta y ponerse a hacer otro avión de papel, que por suerte no le llegó en el ojo derecho.

La próxima prueba es de ecuaciones avanzadas, deberías saber al menos en que clase estamos :p

Subió la mirada hasta la pizarra para ver que habían ejercicios de matemáticas escritos en ella.

Parpadeó confundido al darse cuenta de lo mucho que Chuuya absorbía su tiempo, aún cuando este no estaba allí, o por lo menos no de forma física.

No pudo detener la sonrisa tonta que se le formó en el rostro con tan sólo pensar en el pelirrojo, pero se regañó así mismo en cuanto lo notó.

Sacudió su cabeza antes de escribir y hacer un avión de papel decente que aterrizó perfectamente en el puesto de Ranpo, a pesar de que este estaba por lo menos cinco puestos más adelante y en otra fila.

Claro, ¿Una bolsa de caramelos? ;)

Al momento de leer esas palabras, el chico de lentes soltó un sonido de felicidad para luego dar vuelta y asentir enérgicamente. Sin importarle que desde el principio el profesor los había pillado, pero que este solo lo dejó pasar sabiendo que ambos pródigos siempre eran los primeros en los exámenes de su nivel.

Una vez, la última campana de la jornada escolar sonó, Dazai prácticamente corrió hasta el salón de al lado para esperar a Chuuya, quien conversaba animadamente con una chica que tenía un característico adorno de mariposa sobre su cabeza.

Él castaño frunció el ceño molesto, ¿Quién era ella y por qué tenia el privilegio de ver a Chuuya sonreír?

Entendía perfectamente porque él pelirrojo era tan popular a tal punto que casi siempre estaba rodeado por niños y niñas. Y es que nada más era ver esa dulce sonrisa que podía sonrojar a cualquiera, su precioso cabello naranja que podía hacerle competencia al más bello ocaso, o simplemente la radiante y enérgica aura que siempre parecía rodearle.

𝐸𝑚𝑝𝑡𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora