X. Amistad

1.3K 187 178
                                    

Dazai aprovechaba de escapar de casa en cada ocasión en la Mori se iba fuera de Yokohoma por negocios. Además que siempre que saliera con Oda, quien era su guardia personal, no tendría problemas...y menos si convencía a la muchedumbre que trabaja en su casa. Con el tiempo había aprendido a ganárselos con sonrisas y falsa amabilidad.

Por lo que en ese momento se encontraba sentado al fondo de una pequeña cafetería con la compañía de Oda quien parecía conocer a todo el personal del lugar.

Y es que todo el mundo en ese lugar se refería a él como "Oda-san" con un tinte obvio de admiración y respeto. Sumándole que cada cinco minutos iban a su puesto a comprobar si le faltaba o quería algo más.

No entendía como el pelirrojo los aguantaba al recibir tanta atención junta, si fuera él, seguramente ya habría hecho algún escándalo como tirar las cosas de la mesa o empujar a una mesera con tal de que lo dejaran ver con esos brillantes ojos llenos de admiración.

A Dazai le daba asco.

— Odasakuuu, ¿Por qué me trajiste aquí?, ya te dije que quería ir a fastidiar un rato a Chuuya.— Él se desparramo en el asiento sin sentir vergüenza al notar como unos clientes lo miraron para luego cuchichear entre ellos, seguramente juzgándolo por ser un "maleducado".

— Porque quería comer pie de limón.— Respondió simple.

— ¡¿Me trajiste hasta tan lejos solo por un misero pedazo de pie de limón?!— Exclamó molesto.

— No lo comprendes Dazai, en ninguna otra parte encontraras otro pie de limón igual.

Él castaño suspiró exhausto para luego dirigir su mirada hasta el gran ventanal que se encontraba a su lado, mirando en silencio a toda la gente que pasaba por el lugar, preguntándose como sería ser uno de ellos, con una vida normal, sentimientos simples y una envidiable libertad que ellos no sabían apreciar.

Los detestaba a todos y cada uno de ellos.

Dazai apoyó su mentón en la mesa, dispuesto aunque sea a intentar dormir hasta que Oda terminara su miserable pedazo de pie, si no fuera porque justo en ese momento vió un pequeño destello en el pantalón del otro que logró llamar su atención.

Sonrió travieso antes de dirigir su mano lenta y cautelosamente hasta tocar por accidente el abrigo de el pelirrojo, pero, justo antes de poder querer tomarlo, Oda quien se había dado cuenta desde un principio, dobló la mano del castaño, provocando que este hiciera una mueca de dolor.

— ¡Ay, ay, ay! Duele, Odasaku. ¿Que manera es esa de tratar al hijo de tu jefe?, sólo quería asegurarme de que tu cinturón estuviera bien abrochado.— Dijo con una sonrisa inocente.

El mayor le dirigió una mirada que le decía un "¿Me ves con cara de idiota?", para luego soltarlo bruscamente y seguir comiendo su adorado pie.

— Eres aburrido, déjame tomarla aunque sea por un momento. No es como si matara a alguien.

Oda no respondió y tampoco subió su mirada. Tenía la sospecha de donde el castaño quería llevar la conversación.

El hecho de que su amigo lo ignorara a propósito, indicaba que darle más rodeos al asunto no funcionaria.

— Odasaku, enséñame a usar un arma.— Ordenó, esta vez siendo serio por primera vez en lo que llevaba del día y sin ninguna pizca de broma en su rostro.

𝐸𝑚𝑝𝑡𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora