XVII. Novios

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Con el pasar del tiempo, con diecinueve años y gracias a la ayuda psicológica proporcionada por Naoko, junto con la de sus seres querido fue que el castaño poco a poco comenzó a mostrar leves pero importantes mejorías.

Sonreía más y de forma genuina, era más abierto con las personas, por lo que se hacía más fácil acercarse a él y también, pero no menos importante había logrado dejar la autolesión para hallar otras formas de expresar su dolor para sentirse mejor.

Incluso había logrado entrar a la Universidad de Yokohama junto a Chuuya quien en ningún momento dejo de estar ahí para él.

Sumándole que el pelirrojo por fin había aceptado a salir con él, lo que lo hacía sentir el hombre más feliz del mundo con esa pequeña pero grande oportunidad que le había dado su pelirrojo favorito.

Claro, no eran una pareja oficial, y costaba demasiado que Chuuya tomara la iniciativa al tomarlo de la mano o simplemente besarlo, pero tanto él como el más bajo estaban convencidos que con la debida paciencia, lo que sentían se transformaría en amor por parte de ambos.

Por supuesto, Dazai estaba más que convencido que amaba a Chuuya más que a nadie, y que estaba totalmente listo para decirle al pelirrojo que lo amaba con todo su corazón, y que si fuera por él ya estarían casados.

Pero, claro, el castaño todo esto se lo guardaba para si mismo sabiendo que sus palabras podrían abrumar al chico.

No fue hasta un año más tarde que en medio de una "discusión" que se provocó porque el más alto había tenido la brillante idea de coquetear con la mesera de la cafetería con la obvia intención de poner celoso al más bajo que logró otro paso en su relación.

— ¡Eres un maldito infiel, Dazai!, y claro, ¡Debías coquetear con ella enfrente de mis narices!, si es que te llevaste todo lo caradura que podría tener otra persona.— Expresó molesto, sin importarle que ambos se encontraban en la calle y llamaban la atención de la gente que pasaba por ese lugar.

— ¿Estas celoso, Chuuya?, porque debería recordarte que solo estamos saliendo, por lo que, de cierta forma puedo hacer lo que quiera y no estaría engañándote.— Dijo restandole importancia sabiendo que el otro se molestaría aún más.

— ¡Claro que estoy celoso, maldito idiota!, ¡Se suponía que ya eramos novios!

No fue hasta que segundos después de ver la cara de tonto que puso el castaño que se dio cuenta de las palabras que había soltado por el enojo del momento.
 

Sintió sus mejillas calentarse con violencia y se regaño así mismo por haber soltado esas palabras mientras se agachaba en un intento en vano de ocultarse para que Dazai no viera su rostro arder en llamas por la vergüenza.

— ¿Así que ya somos novios?— Preguntó en un tono cantarín al agacharse para estar a la altura de Chuuya, intentando meter su cabeza por el hueco que había entre las rodillas del otro.

Ni siquiera el doloroso golpe que recibió en el rostro borró la sonrisa de imbécil que tenía en ese momento.

(oOo)

Chuuya jamás pensó en su vida que el castaño fuera una persona tan melosa y detallista.

Cada día, y es que el pelirrojo no exageraba con decir que cada día el castaño iba donde fuera que se encontraba para darle un regalo, "Chuuya te traje chocolates", "Chuuya no sabía cual era tu flor favorita así que te traje una de cada tipo", "Chuuya te traje este poema en el que me inspiré en ti".

Ciertamente ya lo habría mandado a la mierda si no fuera porque desgraciadamente amaba a ese idiota que más de una vez fue hasta su salón para entregarle regalos a la vista de todos sus compañeros haciéndole pasar demasiada vergüenza.

A veces los regalos iban acompañados por besos y abrazos que el propio pelirrojo tenía que romper por respeto a los demás.

Chuuya lo regañaba diciendo que no tenía necesidad de ser así de posesivo al mostrarse tan cariñoso con él en publico y sobretodo con los ojos de sus compañeros puesto sobre ellos. En cambio, Dazai le aseguraba que lo hacía solo porque no podía reprimir el impulso de hacerlo al amarlo tanto.

El pelirrojo sabía que mentía.

Dazai podría haber mejorado considerablemente, y lo agradecía, pero ni tres años de terapia le habían quitado lo posesivo que era.

— Dazai, ¿Que te he dicho sobre las muestras de afecto en publico?— Preguntó con una vena que sobresalía en su frente al verse atrapado entre los brazos de el castaño quien refregaba enérgicamente su mejilla contra la de él.

— ¿Qué las amas tanto como yo?— Se hizo el desentendido para seguir con lo que hacía.

El más alto esquivó con facilidad el golpe que iba directo hacía él para luego tomar de sorpresa a Chuuya y estamparle un beso en medio del pasillo de la facultad para echarse a correr antes que el otro lo pateara en las bolas.

Claro que Chuuya no se quedó ahí parado y fue tras su novio para darle la golpiza de su vida.

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Espero que este cap haya sido de su agrado a pesar que es el que tiene menos palabras,,,
Nala les desea una buena semana porque la de ella va fatal les tkm💖

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