IX. Confusión

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Chuuya comenzó a pensar que algo iba mal con él cuando cada vez que Kano se le insinuaba para ir más allá de un beso, no lograba sentir absolutamente nada más que incomodad. Así que, guiándose por los principios que su madre le había enseñado, decidió que lo mejor era terminar con su novia.

Era lo más sano tanto como para él y para la rubia.

— Veras, Kano. Creo que ambos nos precipitamos al iniciar una relación con el poco tiempo que llevábamos saliendo, y ahora creo que lo mejor es que terminemos.— Él se rascó la cabeza nervioso y evitando el impulso de alejar sus ojos de la rubia. Quería terminar con ella de la forma más amable y educada posible.

— Está bien.— Ella se encogió de hombros restandole importancia.

— ¿Eh?, espera, ¿qué?— El pelirrojo la miró más que confundido.

— Que está bien, Chuuya, fue bueno mientras duró, así que no te preocupes, de todas formas empezaba a pensar que bateabas para el otro lado.

— ¿Qué?...¿A que te refieres exactamente?— El soltó una risa nerviosa.

— Te prometo que no le diré a nadie.— La rubia le dio una palmaditas en el hombro para luego irse del lugar y dejar a un Chuuya muy confundido.

[oOo]

Habían pasado tres horas desde aquella conversación que lo dejó en pésimo estado, así, por primera vez, el siempre responsable Chuuya se había saltado las clases debido al estado en que se encontraba, no era bonito el que te tiraran un balde de agua fría al hacerte dudar de lo que sentías, de lo que formaba parte de su personalidad, de lo que el daba por hecho desde que tenía consciencia de lo que pasaba alrededor suyo.

Pareciera que el mundo entero se le había caído encima, por lo que caminó cabizbajo por todo la escuela hasta que tuvo la fortuna de chocar con Yosano, quien casualmente lo estaba buscando para darle consuelo, después de todo su amigo le había contado en la mañana que rompería con su novia, y el que no contestara sus mensajes durante tres horas era preocupante.

— Que suerte que chocaste conmigo y no con un profesor.

Él elevó la cabeza cuando oyó la voz de Yosano.

— Yosii.— Medio lloriqueó, sorprendiendo a su amiga.

Chuuya solo lo llamaba así en muy pocas ocasiones, para ser más especifica solo la llamaba "Yosi" cuando se emborrachaba, estaba muy feliz o cuando estaba al borde de un colapso.

La chica supo inmediatamente que era la tercera alternativa.

— Si, si. Puedes desahogarte conmigo y contarme todo lo que pasó.— Ella envolvió al pelirrojo en sus brazos de una forma casi maternal.

O al menos esa sensación le dio a Chuuya al sentir que un pequeño peso se desvanecía mientras lloraba silenciosamente en los brazos de su mejor amiga.

— Ella se lo tomó bien.— Él se separó del abrazo para limpiarse las lagrimas con la manga de su abrigo y poder respirar adecuadamente.

Los pechos de Yosano lo estaban ahogando por culpa de la diferencia de altura que compartían.

— Vamos a limpiarte, ¿si?— Ella lo tomó dulcemente de su mano para guiarlo dentro de los baños de hombres, importándole poco si incumplía las reglas, su amigo estaba mal y no lo dejaría solo por un estúpido letrero de color azul.

𝐸𝑚𝑝𝑡𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora