XVI. Libertad

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Dazai no supo como sentirse cuando se enteró que Mori había sido capturado gracias a la ayuda de Oda. Por supuesto se sentía agradecido por la ayuda de su amigo, pero el problema era que no estaba del todo convencido si su padre adoptivo podría ser encerrado detrás de las rejas cuando poseía tanto dinero e influencia.

¿De verdad podría ver a su padre adoptivo pudrirse en la cárcel?

Para el castaño era difícil de imaginar, tal vez el haber hecho todo eso, con el gran riesgo que había corrido Oda al delatarlo, podría ser una perdida de tiempo si el pelinegro lograba salir de todo eso por sus propios medios.

Cuando pudo estar a solas con la pelirroja, fue ella quien le aconsejó que lo mejor era confesar todo lo que había pasado desde que había sido adoptado por el monstruo de su padre.

— Dazai, mi niño, sé que no estas convencido de si hablar o no, pero créeme que todo puede mejorar si te decides hablar.— Ella tomó ambas manos del castaño mientras lo miraba dulcemente a los ojos.

El castaño suspiró.

— Esta bien, Kouyou-san. Diré todo, pero la única condición que pido, es que si habrá un juicio, no quiero que este ni usted ni Chuuya.

(oOo)

El día del juicio fue probablemente el día más difícil para Dazai, tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para hablar delante de personas desconocidas todo el infierno que había vivido.

Aunque, el hecho que Oda estuviera a su lado, siendo su tutor temporal y junto con Arthur, quien amablemente se había ofrecido para ayudarlo en el caso, lo hacía sentir un poco mejor al no sentirse tan solo.

Así, evitando todo el contacto visual con su maltratador, y con la seguridad que le transmitía Odasaku con tan solo estar a su lado fue que confesó absolutamente todo. Desde el maltrato físico que sufría casi a diario durante su niñez y parte de su adolescencia hasta el hecho que había sido abusado sexualmente por este.

Nada había sido más difícil que haberlo dicho en voz alta, por lo que, aún con la practica que había adquirido durante su vida al suprimir cualquier emoción en su rostro. No pudo evitar romper en un llanto que lo hizo sentir aún más impotente consigo mismo al no poder controlarse.

Había sido aterrador y liberador en partes iguales.

Una vez terminado el juicio, y con un Mori que condenado a pasar 42 años en la cárcel por maltrato y abuso sexual infantil. Fue que por primera vez en toda su vida que se sintió realmente libre.

Había logrado deshacerse del monstruo que vivía junto a él para siempre gracias a las tres personas más importantes en su vida.

(oOo)

Dazai desde un principio se negó rotundamente a hablar con un desconocido de sus problemas, ya suficiente había tenido el día del juicio como para hacerlo de nuevo.

Por supuesto, él castaño había sido terco y algo arrogante desde el día de su nacimiento, por lo que pasó de psicólogo en psicólogo alegando que ninguno era lo suficiente bueno para él, aún cuando había sido una orden por parte del juez el que hiciera terapia.

— Dazai, ya te dije que este será el ultimo psicólogo por el que pasaras, y si no resulta o te niegas a hablar con él, me quitaran tu tutela, lo entiendes, ¿verdad?— Le regañó el mayor.

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