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Cap (2/4)

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Su cabeza estaba matándolo.

El último par de semanas para Raúl habían sido bastane jodidas, su mente vuelta un caos total que resultaba una tarea sobre humana mantenerse enfocado en lo importante que eran las clases y las prácticas con el equipo, siendo esto último lo que más se le dificultaba debido a lo exhausto que lo dejaban sus noches sin dormir.

Normalmente Raúl era de lo que podían dormir ocho horas de un tirón, pero desde que su subconsciente se empeñaba en plagar sus noches con sueños indeseados, le costaba cada vez más descansar correctamente.

Ya no se trataba solo de esos absurdos sueños con Vic Liberman, ya hasta empezaba a creer que eso era mejor que los sueños que invadían sus noche en las últimas semanas. Sueños que tenían como escenario la cocina de una modesta casa en el No. 16 de Barker Street. Sueños en donde se encontraba a si mismo de rodillas frente a un imponente hombre que lo irritaba y lo hacía querer cosas que lo enfurecian y lo confundían tanto que ya no sabía que hacer consigo mismo.

Tampoco ayudaba que a veces cuando se quedaba demasiado ensimismado, su mente se tomara la libertad de recordarle el beso indeseado que Stephan Knightley le había dado. La manera en que su sólido cuerpo lo presionó contra la puerta del refrí, el calor corriendo por sus venas, la solidez de ese pecho firme contra las palmas de sus manos, su aroma...Joder, era insoportable no poder controlar esa clase de pensamientos.

Estaba cansado de esa situación, pero no sabía que hacer para remediarlo. Y con cada día que pasaba iba a peor, al igual que el dolor de cabeza.

—Danields, Liberman, Clearwater y Robles — dijo uno de los asistentes del entrenador sacándolo de sus pensamientos— prepárense que hoy les toca la prueba de dopaje.

Los aludidos gruñero porque a nadie le gustaba pasar por eso de tener que mear en un frasco.  Esas pruebas eran al azhar y en una o dos semanas, serían otros los seleccionados para dicha pruba. Hasta la fecha nadie en el equipo había resultado positivo, al menos no desde que Raúl estaba en el. Aun así era un requisito que esas pruebas se realizaran con regularidad.

Terminó de vestirse y siguió a los demás hacia el área de los baños en donde dos más de los asistentes esperaban con pequeños recipientes de plástico y una bolsa para cada uno. Recibió el suyo y fue a hacer lo que tenía que hacer. No fue difícil teniendo en cuenta toda el agua y la bebida isotónica que se había bebido durante y después de la práctica. Sin embargo eso no evitó que estuviera ahí el tiempo suficiente como para notar la manera tan relajada en la que Vic hablaba con Clearwater y eso lo descolocó. Hasta donde sabía ese par no se llevaban demasiado bien, pero ahí estaban riéndose de cualquier cosa e incluso Vic le dio un par de palmadas amistosas en el hombro al corredor mientras salían del lugar.

Se sintió furioso por eso. Porque hasta unos meses atrás, antes de que el jodido Reiner se interpusiera, hubiera sido él quien recibiera las palmadas amistosas de Vic. Tensó la mandíbula por el pensamiento. No tenía sentido enojarse porque le daba igual. Vic Liberman ya no era nada para él.

¿Entonces por qué tuvo que repetírselo hasta que se sintió más o menos creible?

Entregó su prueba y volvió a los vestidores para recoger su mochila, quería irse lo más pronto posible. Sin embargo no logró irse antes de ver aquella escena que apretó su estómago en nudos desagradables. Fue un par de metros fuera de los vestidores, Vic trotando hasta llegar Reiner para envolverlo entre sus brazos como si no lo hubiera visto en meses. Eran ridículos, y más aun cuando se daban beso tras beso entre risas para luego tomarse de la mano y marcharse como la jodida y cursi  pareja que eran.

Una Lección De Amor (Suerte #7.7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora