Capítulo 8 - Calidez

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La casa de Namjoon era sofisticada, elegante y evidentemente costosa. De blancas paredes, esponjosos sofás y finas alfombras. Los detalles más pequeños como la platería y el vino, eran valiosos y caros. La chimenea era grande, muy bien decorada y hacia juego con la alfombra que la acompañaba.

Era como un mundo de chocolate negro y crema blanca, lejano y adinerado, frío y escalofriantemente carente de amor.

El pequeño Hoseok observó asustado todos los artefactos que tenía el señor Kim. Por instinto apretó sus deditos en el pantalón de tela fina y gris, pero aquello no fué suficiente así que abrazó su pierna como un mono y se negó a soltarlo. Namjoon bajó la mirada con dificultad pues en sus brazos cargaba a Seokjin, quién observaba en silencio todo el lugar.

Al parecer cargaba a dos bebés esa noche. Suspiró y comenzó a caminar con dificultad, intentando no hacerle daño al pequeño Hoseok que comenzó a reír, divertido con la situación y aumentando la fuerza con la que se sostenía para no caer.

Namjoon bajó a Seokjin y lo dejó con cuidado en el sofá negro y suavesito. Flexionó su pierna elevando su rodilla y apartó a Hoseok de su pantorrilla izquierda. Lo alzó en sus brazos y Hoseok río, aplaudiendo emocionado.

Namjoon despeinó sus cabellos castaños y ondulados para después dárselo a Seokjin. El conserje y el pequeñín lo observaron atentamente, ambos en silencio esperando una orden o explicación, después de todo era la casa del pelimorado.

—"Podemos cenar y luego ir a dormir. Prepararé la habitación de huéspedes y ahí podrán instalarse está noche"

Hoseok elevó su manito como si estuviera en una clase y Namjoon sonrió, asintiendo para que hablara —"¿Tienes una pijama de estrellitas para mí?"

Namjoon negó —"No, pero puedes usar una de mis camisetas para dormir ¿Estás de acuerdo?".

—"¿Puedo pintarle estrellitas?"— Se quitó su maleta y la abrió, enseñando los tres colores que tenía, pequeños por el constante uso.

Namjoon sintió que su corazón se encogió y observó a Seokjin en busca de ayuda. Él castaño parecía bastante apenado por darle tantas molestias y con un susurró suave le pidió a Hoseok que aceptara la camiseta así como estaba.

—"No es necesario Namjoon"— Susurró Seokjin y cubrió con sus dedos el leve moretón que tenía en su pómulo derecho —"No queremos causarte más molestias"

—"No te preocupes"— Apartó con cuidado su mano y revisó el moretón —"Con un poco de pomada, despertarás sin la hinchazón"

Ambos se observaron unos segundos y Seokjin apartó la mirada sonrojado.

—"Tengo que hacer mi tarea primero"— Susurró Hoseok, viendo sus cuadernos sin percatarse de las miradas entre su papá y el señor Kim.

Seokjin río suavemente cuándo vió a Namjoon confundido por toda la rutina nueva que tendrían esa noche.

—"Estoy más tranquilo ahora"— Confesó Seokjin y apretó suavemente las manos de Namjoon, brindándole tranquilidad —"No tengo miedo si estás aquí, conmigo y con Hoseok"

Y Namjoon sintió una calidez extraña en su pecho. Asintió con una sonrisa y Seokjin se levantó, alzando en sus brazos a Hoseok.

—"Puedes prestarme tú ropa, nos cambiaremos y mientras Hoseok y yo revisamos su tarea, tú podrías encargarte de la cena ¿Qué te parece?"

Namjoon enrojeció —"Yo ... No sé cocinar muy bien"

Seokjin río —"¿Entonces como te alimentas? ¿Haces fotosíntesis? ¿Algo que deba saber sobre tú sistema digestivo?"

¡Hey! ¡Conserje Kim! - [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora