Noches doradas

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Summary: El poderoso Sultan Rayleigh teme por sus súbditos, que han sido capturados por diferentes criminales fuera de las fronteras de su territorio, así que manda a uno de sus mejores guerreros en busca de su gente.

ADVERTENCIAS: OCC, errores ortográficos, rape, hard, trama rápida.

Notas: Este fic es un one-shot.

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La bronceada piel magra se tenso bajo la fuerza que hacia el hombre, que levanto la pesada roca y la lanzo a unos metros de distancia. El sonido sibilante de la brisa del oeste removió la chaqueta raída de su pecho, calentando sus pectorales con calor sofocante.

—Míralo...tan varonil y sexy

Los  chillidos de las mujeres que lo miraban entre los pilares del palacio lo hicieron molestarse un poco, pero  estiro  el cuello y entrecerró los ojos, sintiendo las venas de los brazos palpitando y los ásperos dedos  rojizos y secos.

—Oí que nuestro señor lo hará sultán algún día.

La luz se trenzo entre sus parpados cuando levanto la mirada, hermosas melenas oscuras meneándose en el viento y ojos de cierva; mujeres divinas, ninguna de su interés. 

—Quisiera que Zoro me hiciera suya.

—Ni hablar — gimio una — Él será mío

—No importa de quien sea — Roronoa salio del patio, recogiendo el turbante que había dejado en el suelo — Lo importante es que ese hombre esté de nuestro lado.

Porto su agal rápidamente y camino por los extensos pasillos del palacio. El enlucido de las paredes ponían al guerrero nostálgico, desde niño había visto la misma celosía y el arabesco. Ya nada había sido igual de espectacular como esa vez.

ˏˋ((🌿))

Zoro escucha a la distancia las voces dulces de las mujeres riéndose y se detiene en la gran puerta de madera. El vapor que exuda por entre las cerraduras y algunas rendijas le moja el pecho descubierto y siente una imperiosa ansiedad por darse un baño . Estira el brazo girando el pomo y el vaho de lugar lo humedece por completo, con hermosas doncellas chapoteando en el agua y volteándolo a ver.

Se quita la chaqueta y se baja los pantalones, sintiendo las lujuriosas miradas encima. Las mujeres lo ven dirigirse hasta las escaleras de piedra y jadean enamoradas,  él es una bestia, con brazos gruesos, el vientre duro, la espalda ancha y los oblicuos marcados. La piel tiene el color de las almendras y las cicatrices enmarañan su cuerpo como fuertes pinceladas de valentía, es el símbolo de la victoria que Zoro porta con orgullo.

El moreno se hunde en el agua y camina hasta la griferia con cabeza de serpiente, hundiendo el cuello en la cascada y relajándose  ante el silencio que alberga el lugar.

Si hubiera sido como hace un tiempo, todas se hubieran meneado en frente suyo, porque Rayleigh le permitió tener cualquier mujer de su harén, incluso si era la más bonita de todas, él solo le dijo que podía hacer lo que quisiese. Pero como era costumbre, ninguna hizo su movimiento, si alguna era nueva, las demás solo le dirían que no lo molestase.

Ninguna de ellas había logrado que mostrase tales instintos lujuriosos en sus grises ojos, Zoro era un hombre imperturbable.

—Hey Zoro

Así que las chicas siguieron jugando entre si, chapoteando en el agua y riéndose entre ellas mientras que el peliverde se sentaba a disfrutar del baño.

—Nuestro señor Rayleigh me dijo que quería hablar contigo — Dijo  una de las mujeres más hermosas del palacio. El moreno abrió los ojos, mirando el cuerpo desnudo de Nami. — Vaya, todavía me sigo sorprendiendo.

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