¡No estoy viejo, tú estas viejo!

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Summary: Tener cuarenta años le pasa factura a cualquiera, pero cuando tienes a cierto hombre fastidioso de cabello verde incitándote a pelear, las cosas cambian.

ADVERTENCIAS: Viejitos sabrosos y cachondos, OCC(?), Dios, sanji se ve hermoso con su cabello largo, Zoro se ve sexy iuahsuduawd, corto.

Notas: Vi la imagen de Sanji de 40 años y mi corazón estalló cuando vi su cabello largo, ahio. Como no puedo dibujarlo, traigo esto para compensar.

ˏˋ((🌿))

Incluso si habían pasado 22 años juntos como miembros de la tripulación de los sombrero de paja, el blondo y el peliverde del grupo seguían mosqueándose entre ellos como dos mocosos de 19 años. Ahora que Luffy era el rey de los piratas y más de la mitad del grupo ya habían cumplido con su sueños, seguían viajando juntos y recordando las aventuras de sus tiempos mozos.

Nami era súper sexy ahora (no es que antes no lo fuera, pero ustedes comprenden), con ese cabello ondulado y sus nuevas gafas de sol, mientras que por otra parte las arrugas alrededor del entrecejo de Zoro lo mostraban más aterrador y experto, cuando realmente seguía siendo el mismo tonto que se perdía y bebía alcohol todos los días.

Siendo honestos, a pesar de haber cruzado el cuarto escalón, todos estaban enteros y muy bien cuidados, sobretodo Luffy, con ese gran rostro sonriente de vejete cariñoso. Sin embargo a pesar del tiempo,  todos seguían teniendo su curiosa y extraña personalidad.

—Hey hey cocinero.

Secándose las manos con un trapo de cocina, Sanji contestó con un quejido mientras se tronaba los dedos y agarraba la canasta de vegetales. ¿Sabes que era lo único malo de envejecer?, que la fuerza y la energía disminuían. Claro que era el triple de fuerte que a sus 21, pero nadie podía contra el poder de los años.

—¿No te cansas de lavar platos todos los días?, tienes los dedos arrugados viejo.

Frunciendo el ceño, pensó dos veces si podía patearlo. A diferente de él, Zoro entrenó y entrenó para cumplir su sueño, por lo que estaba igual de vigoroso que en antaño, al contrario de él que se dedicó a la cocina y a ayudar a Luffy a volverse el rey de los piratas.

—Deja de llamarme asi cuando tu también estas igual de arrugado marimo.

—¿Si?, bueno, por lo menos no he visto ni una cana en mi cabeza.

Volteándolo a ver, de pronto sintió su robusta mano acariciándole las hebras, y luego uno de sus dedos descendió por el mechón rubio que caía por su hombro mientras que sutilmente lo ocultaba detrás de su oreja. Se había dejado crecer solo un poco el cabello, pero como esperaba, aunque Zoro se burlaba, todavía inventaba cualquier excusa para rozarlo.

—Deja de actuar como un viejo pervertido —bramó, desviando la mirada—. Si viniste aquí ha decirme que me salieron más canas ahórrate el estúpido comentario.

—¿Qué tiene de malo cejillas? —Se burló, con ese tono ronco y zumbón de siempre. Se alejó y se sentó en una de sillas, levantando una pierna por encima de otra con un aire dominante—. Le puedes pedir a Nami que te diga donde comprar tinte, a ella realmente le gusta ocultar sus canas.

—¡Deja de tratar a mi bella Nami de esa forma! —rugió, amenazándolo con un cuchillo en la mano. Se había puesto a sacar picar vegetales, porque así como Luffy crecía, su estómago también —. No te regodees tanto, algún día tú también sufrirás por la edad.

—Eso sería malo —contestó, con una mirada perversa. Estremeciéndose, el blondo le dio la espalda y pico rápidamente lo que tenia en la tabla. Roronoa se irguió y se acercó, susurrándole al oído—, ya sabes...yo soy el que hace todo el trabajo en la cama

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